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Category Archives: Noticias

7 meses ago Noticias

Tratamiento Psicológico del Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT)

¿Qué es el trastorno por estrés traumático?

El Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT) es un trastorno que se puede presentar tras vivir o presenciar un acontecimiento traumático.

Es natural sentir temor durante una situación traumática o después de ésta. Este temor provoca muchos cambios en el cuerpo en fracciones de segundo para responder a un peligro y para ayudar a evitar un peligro en el futuro. Esta respuesta de «lucha o huida» es una reacción típica que sirve para proteger a la persona de cualquier peligro. Casi todo el mundo tendrá una serie de reacciones después de una experiencia traumática. Sin embargo, la mayoría de las personas se recuperará de los síntomas de forma natural.

 

¿A quiénes les da el trastorno por estrés postraumático?

A cualquier persona le puede dar el trastorno por estrés postraumático y a cualquier edad. No todas las personas con trastorno por estrés postraumático han pasado por una situación peligrosa. Algunos acontecimientos, como la muerte repentina o inesperada de un ser querido, también pueden causar el trastorno por estrés postraumático.

 

¿Cuáles son los síntomas del trastorno por estrés postraumático?

Los síntomas suelen comenzar en los tres primeros meses después del incidente traumático, pero a veces empiezan más tarde. Para que se considere que se trata del trastorno por estrés postraumático, los síntomas deben durar más de un mes y ser lo suficientemente graves como para interferir con las relaciones o el trabajo. Debe tener al menos uno de cada categoría de síntomas presentados a continuación durante al menos un mes:

Síntomas de reviviscencia: Los síntomas de reviviscencia pueden causar problemas en la rutina diaria de quien los presenta. Estos síntomas se pueden generar de los pensamientos y los sentimientos de la propia persona. Las palabras, los objetos o las situaciones que hacen recordar el episodio también pueden desencadenar síntomas de reviviscencia. Son los siguientes:

  • Volver a vivir mentalmente el acontecimiento traumático: flashbacks, una y otra vez, incluso con síntomas físicos como palpitaciones o sudoración
  • Pesadillas
  • Pensamientos aterradores

Síntomas de evitación: Aquellas cosas o situaciones que hacen recordar la experiencia traumática pueden desencadenar síntomas de evitación. Estos síntomas pueden hacer que la persona cambie su rutina personal. Por ejemplo, después de un accidente grave de automóvil, alguien que generalmente conduce puede evitar conducir o montarse en un automóvil. Son los siguientes:

  • Mantenerse alejado de los lugares, los acontecimientos o los objetos que traen recuerdos de la experiencia traumática
  • Evitar los pensamientos o los sentimientos relacionados con el acontecimiento traumático

Síntomas de hipervigilancia y reactividad: Los síntomas de hipervigilancia suelen ser constantes, en lugar de ser ocasionados por algo que trae recuerdos de la experiencia traumática. Estos síntomas pueden hacer que la persona se sienta estresada y enojada. También pueden dificultar las tareas diarias, como dormir, comer o concentrarse. Son los siguientes:

  • Sobresaltarse fácilmente
  • Sentirse tenso o “con los nervios de punta”
  • Tener dificultad para dormir o arrebatos de ira

Síntomas cognitivos y del estado de ánimo: Los síntomas cognitivos y del estado de ánimo pueden comenzar o empeorar después de la experiencia traumática. Estos síntomas pueden hacer que la persona se sienta aislada o distanciada de sus amigos o familiares. Son los siguientes:

  • Problemas para recordar detalles importantes de la experiencia traumática
  • Pensamientos negativos sobre uno mismo o el mundo
  • Sentimientos distorsionados de culpa o remordimiento
  • Pérdida de interés en las actividades placenteras

 

¿En qué consiste el tratamiento psicológico del TEPT?

Hay diferentes enfoques de tratamiento según el profesional que dirija el caso. Aquí nos basamos en la Terapia cognitivo-conductual. Estas intervenciones incluyen:

  • Programación de Actividades Agradables.
  • Terapia de Exposición. Consiste en ayudar a la persona a enfrentarse, de forma gradual y progresiva, al acontecimiento traumático. La Terapia de Exposición, según nuestro Protocolo (Psicología Clínica Aplicada) se haría de la siguiente forma:
  1. Exposición al suceso traumático mediante el relato detallado por parte de la persona de todo lo que le ocurrió, incluido lo que pensó y las emociones que experimentó. Se le da la instrucción de que cuente lo que le ocurrió. El terapeuta se limita a escuchar y tomar notas. Finalizado el relato, se le pregunta a la persona sobre el Nivel de Ansiedad que ha experimentado durante la narración del suceso, entre 0 y 10. Si la narración del suceso ha tenido una duración inferior a 25 minutos, se le dice que lo vuelva a contar. La duración de estas sesiones de exposición debe estar entre 25 y 60 minutos. Estas sesiones de exposición deben hacerse con una frecuencia mínima de 2-3 veces a la semana. Una vez transcurren varias sesiones de exposición, el Nivel de Ansiedad habrá disminuido de forma significativa, por ejemplo, pasando de una media de 9 a una media de 3. Pasamos a la siguiente fase de la exposición.
  2. Con los datos que hemos obtenido sobre el suceso traumático a partir de la fase anterior, elaboramos un Relato de Exposición. Seguimos el mismo proceso, con 2-3 sesiones semanales, pero, en este caso, es el psicólogo quien lee el relato al cliente. A esta técnica se le llama Inundación en Imaginación. Igualmente, mantenemos una duración de las sesiones entre 25 y 60 minutos. Después de leerle a la persona el relato y animarla a que se imagine los acontecimientos que le estamos narrando, se le pregunta el Nivel de Ansiedad de 0 a 10 durante la exposición. Igualmente, en cada sesión hay que exponer al relato las veces necesarias para conseguir la duración mínima de 25 minutos. Es decir, si cada narración durase 5 minutos, habría que repetirla, como mínimo, 5 veces. Durante esta fase de la exposición es esperable que los niveles de ansiedad sean inferiores a los de la fase anterior. Cuando, tras varias sesiones, el nivel de ansiedad durante los relatos haya disminuido significativamente, se pasa a la siguiente fase.
  3. En esta fase, se continúa con la exposición al relato que hemos elaborado, pero las sesiones las lleva a cabo la persona sola, en su casa, leyendo el relato escrito.
  4. Ahora pasamos a otra forma de exposición llamada Exposición Gradual en vivo con prevención de respuesta. Se hace una relación con todos los estímulos que se evitan o producen ansiedad y se programa la exposición a los mismos. Ej. en TEPT por accidente de tráfico: Conducir, viajar de copiloto en un coche, escuchar noticias sobre accidentes de tráfico, ver imágenes en vídeo sobre accidentes (pueden servir escenas de películas de acción), etc.
  • Terapia cognitiva para el TEPT.
  • Terapia de exposición narrativa.
  • Terapia de exposición prolongada.

Estas intervenciones deben basarse en un manual validado, ofrecer en torno a 8-12 sesiones (y ampliar según la gravedad del caso), ser dirigidas por profesionales entrenados y bajo supervisión continua y deben incluir: la psi coeducación sobre las reacciones traumáticas, las estrategias para controlar la hiperactivación, los flashbacks y la planificación de ambientes seguros, el procesamiento y elaboración de los recuerdos traumáticos, el procesamiento de emociones relacionas con el trauma, incluida la vergüenza, ira, culpa y duelo, la reestructuración de los significados relacionados con el trauma vivido por el individuo, el entrenamiento en estrategias para superar las conductas de evitación, adoptar un enfoque para restablecer el funcionamiento adaptativo, contemplar la preparación para el final del tratamiento e incluir sesiones de refuerzo en caso necesario, antes fechas significativas.

Antonio Luis Maldonado Cervera

TOP PSICÓLOGOS (Granada)

9 meses ago Noticias

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria: Anorexia y Bulimia Nerviosas

¿Qué son los trastornos de la conducta alimentaria?

Los TCA son trastornos psicológicos caracterizados por un comportamiento patológico frente a la ingesta alimentaria y una obsesión por el control de peso. Son trastornos de origen multifactorial, originados por la interacción de diferentes causas de origen biológico, psicológico, familiar y sociocultural. Son trastornos que provocan consecuencias negativas tanto para la salud física como mental de la persona.

Los TCA más conocidos son la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa, pero también existen otros, como el trastorno por atracón, la ortorexia (la obsesión por la comida sana) y la vigorexia (la obsesión por el ejercicio físico).

Los TCA son trastornos graves, pero se pueden superar si la persona hace tratamiento con un equipo de médicos y psicólogos especializados en TCA. Son tratamientos largos y complejos. Un rasgo habitual de estos trastornos es la falta de conciencia de enfermedad por parte de la persona afectada. Esto quiere decir que la persona afectada no es capaz de identificar las consecuencias negativas del trastorno, ni de la necesidad de hacer tratamiento, ni tampoco los beneficios de éste. Esto dificulta la adherencia al tratamiento en algunos casos. El papel de la familia es especialmente importante para intentar que la persona afectada reciba el tratamiento que necesita aunque no colabore en recibirlo.

¿Cuáles son los trastornos de la conducta alimentaria más comunes?

  • Anorexia: Se caracteriza por una preocupación obsesiva sobre la alimentación, miedo extremo a ganar peso y exceso de control del mismo. Cursa con bajo peso y en mujeres provoca pérdida de la menstruación. En la mayoría de casos, estas personas sienten el deseo de seguir bajando peso, aunque estén muy por debajo del considerado normal para su altura y talla, debido a la alteración en la percepción, autoevaluación y reconocimiento corporal y de la gravedad que conlleva.
    Nos referimos a Anorexia Restrictiva cuando la persona desarrolla estrategias conductuales dirigidas a restringir alimentos (generalmente acompañadas del abuso de actividad física), mientras que en la Anorexia Purgativa la persona utiliza el vómito, laxantes o diuréticos para conseguir la reducción de peso.
  • Bulimia: La característica que define la Bulimia es la presencia de atracones alimentarios. Se considera que un atracón es la ingesta de una gran cantidad de comida, en un periodo muy breve de tiempo, acompañada de una importante sensación de pérdida de control. Después de cada episodio de sobreingesta la persona se ve asaltada por un intenso sentimiento de culpa que, junto con el miedo a engordar, precipita maniobras compensatorias como el vómito, la restricción alimentaria o el ejercicio compulsivo. Mediante estas conductas, se consigue mantener el peso, lo que dificulta su detección por parte de familia, profesores y profesionales de la salud.
  • Trastorno por Atracón: El Trastorno por Atracón se caracteriza por la presencia del atracón como manifestación principal, pero, a diferencia de la bulimia, no hay conductas compensatorias. Se trata de personas con sobrepeso que han intentado múltiples dietas sin éxito, estando con frecuencia el uso de la comida vinculado a conflictos emocionales. Es fundamental diferenciar este trastorno de la obesidad o el sobrepeso, ya que su tratamiento deberá ser muy distinto. Es un trastorno que puede llegar a ser muy invalidante pudiendo requerir de un ingreso hospitalario para realizar una buena evaluación y controlar adecuadamente la conducta alimentaria.

¿Cuáles son sus síntomas?

Signos conductuales

  • Conductas y actitudes que indican que la pérdida de peso y el control de la alimentación se están convirtiendo en la mayor preocupación de la persona.
  • Saltarse comidas con todo tipo de pretextos. No acabarse la comida o tirarla.
  • Esconder o almacenar comida.
  • Ir al lavabo inmediatamente después de las comidas. Intentar ocultar vómitos o justificarlos.
  • Quejas sobre estreñimiento y uso de laxantes, diuréticos y/o pastillas para adelgazar.
  • Mostrar un interés repentino en cocinar y recetas. Preparar platos elaborados, pero no probarlos.
  • Informarse sobre la composición de los alimentos y su valor energético (contar calorías).
  • Alterar los hábitos alimentarios, aumentando la ingesta de verduras y frutas y reduciendo o eliminando la ingesta de hidratos de carbono, proteínas y grasas.
  • “Manías” con la comida. Cortarla o partirla en trozos muy pequeños, removerla en el plato, masticar mucho, cambios en la velocidad de la ingesta, etc.
  • Disfrutar cuando otros comen o, animarles a hacerlo.
  • Masticar chicle continuamente o aumentar el consumo de bebidas dietéticas, café o té, normalmente con el objetivo de disimular el sentimiento de hambre.
  • Desaparición de grandes cantidades de comida, frecuentemente de “alimentos prohibidos” por ser hipercalóricos.
  • Aumento del ejercicio, que, generalmente, se realiza en solitario y de forma compulsiva. Aprovechar cualquier ocasión para ir caminando o evitar coger ascensores.
  • Tolerar mal los cambios en las rutinas diarias, vivirlos con estrés y ansiedad.
  • Ocultar el cuerpo con ropa ancha para disimular su forma o una posible pérdida de peso.
  • Inquietud continúa. No poder estarse quieta o sentada.
  • Alteración del rendimiento académico o laboral.

Signos emocionales y cambios en las relaciones con los demás

  • Miedo intenso a la ganancia de peso.
  • Insatisfacción importante con el propio cuerpo, la figura y el peso.
  • Distorsión de la imagen corporal (no percibir de forma realista el propio cuerpo).
  • Los únicos intereses son la comida, el ejercicio y el peso.
  • Baja autoestima y elevada autocrítica.
  • Bajo estado de ánimo o cambios frecuentes y bruscos, irritabilidad y/o ansiedad.
  • Una aparente ausencia de sentimientos. No expresar emociones como enfado, alegría, tristeza, placer o ansiedad.
  • No disfrutar con los hobbies ni de otras actividades que antes resultaban placenteras y abandonarlos.
  • Desinterés por la relación con los demás.
  • Distanciamiento de las amistades y aislamiento en el hogar.
  • Empeoramiento de las relaciones familiares y de la convivencia.

¿Cómo se tratan?

El tratamiento de un trastorno de la alimentación, generalmente, incluye un enfoque de equipo. Por lo general, en el equipo participan médicos de cabecera, profesionales de salud mental y dietistas. El tratamiento psicológico varia en función de la orientación del psicólogo que lo trata. En este caso, el más adecuado para nosotros seria trabajando estos módulos y en este orden de administración:

  • Psicoeducación: Sesiones psicoeducativas para proporcionar educación sobre un hábito alimenticio saludable y sobre la enfermedad para restaurar el peso.
  • Técnicas d Control de Estímulos. Con el objetivo d eliminar y reducir los atracones.
  • Instauración de dieta: Comenzar por restaurar una dieta rica y variada, que incluya 5 comidas. El objetivo inicial será, al principio, mantener el peso, y, posteriormente, incrementar peso, a ritmo de 0,4-0,5 kg./sem., hasta llegar a un objetivo de peso ideal saludable para esa persona concreta.
  • Mejora de la depresión y ansiedad. Proponer la realización de actividades agradables para la mejora del estado de ánimo y técnicas de manejo de la ansiedad.
  • Terapia cognitiva: Sesiones para trabajar las distorsiones cognitivas de la persona hacia la comida, el peso y la imagen corporal.
  • Autoestima y habilidades sociales: Sesiones para mejorar la autoestima ya que en este trastorno en concreto la autoestima se ve claramente afectada y por ello es necesario trabajarla.
  • Mejora del funcionamiento en las Áreas de la vida. En los trastornos de conducta alimentaria, la excesiva dedicación al ejercicio, la elaboración e ingesta de comidas y la evitación de situaciones sociales lleva a un deterioro de las áreas importantes de la vida: familiar, social, académico/laboral, etc. Es importante que la persona se plantee sus objetivos en todas las áreas y dirigirse a la consecución de los mismos.  

En Top Psicólogos encontrará profesionales de la Psicología en su Ciudad especializados en el tratamiento de los TCA desde el Modelo Cognitivo Conductual.

TOP PSICÓLOGOS

Descalzo, N. y Maldonado, A.L., 2023

3 años ago Noticias

Tratamiento Psicológico del Trastrorno de Ansiedad Generalizada (TAG)

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es una reacción fisiológica normal del organismo que todas las personas experimentamos ante las demandas del entorno para adaptarnos a ellas. En niveles normales, la ansiedad es un mecanismo que nos permite mejorar el rendimiento, enfrentarnos a determinadas situaciones que puedan resultar amenazantes o preocupantes, convertir las exigencias del medio en retos y mantenernos activos en las tareas cotidianas.

El mecanismo de funcionamiento de la ansiedad consiste en: la aparición de una situación/ objeto que nuestro cerebro interpreta como “amenaza o peligro” (real o no) y se desencadena la activación de los distintos órganos para responder a esa amenaza bien con la lucha, huida o el bloqueo. Para esa respuesta se produce un aumento de la concentración sanguínea en los músculos que la necesitan, la dilatación de las pupilas para aumentar el campo visual del peligro, incremento de la tasa cardíaca…  Con esta respuesta del organismo pueden aparecer:

  1. Síntomas físicos: taquicardia, sudoración, temblores, molestias a nivel digestivo, cansancio, alteraciones en el sueño y en alimentación…
  2. Síntomas psicológicos: incertidumbre, sensación de pérdida de control, inquietud, dificultad para tomar decisiones, sensación de vacío…
  3. Síntomas cognitivos: preocupación excesiva, dificultad de atención, para concentrarse y de memoria, pensamientos negativos y distorsionados…
  4.  Síntomas conductuales: torpeza, inquietud motora, dejar de realizar actividades placenteras, impulsividad…

Cuando este “mecanismo” se activa ante una situación que realmente no es peligrosa, las personas experimentan esa sintomatología de forma muy molesta y perjudicial. Esto afecta a su calidad de vida e interfiere en el ámbito social, familiar, laboral y afectivo. Esto es lo que ocurre en los Trastornos por Ansiedad.

Existen varios tipos de Trastornos por Ansiedad (fobia social, pánico, agorafobia, T. de estrés postraumático, T. Obsesivo compulsivo -T.O.C., Trastorno de Ansiedad Generalizada-T.A.G.-…). Todos los trastornos de ansiedad comparten la existencia de un estímulo desencadenante (objeto, situación, …) que produce un temor y que la persona interpreta como amenazante o peligroso. Consecuencia de esto es que se provoca una ansiedad incontrolada que las personas viven como una emoción negativa incapacitante.

Conoce el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG)

Las personas con Trastorno de Ansiedad Generalizada (T.A.G.) presentan ansiedad y preocupación excesiva relacionada con diferentes sucesos o actividades, además les resulta difícil controlar esa preocupación que puede ser sobre circunstancias cotidianas rutinarias como: responsabilidades laborales, llegar tarde, salud o peligros que puedan ocurrirle a algún familiar, situación económica, labores de la casa. Las preocupaciones que aparecen ante estas situaciones acaban en “rumiaciones” (pensamientos automáticos negativos, conversaciones internas negativas que aumentan el malestar de la persona).

Pueden presentar irritabilidad, inquietud, problemas de sueño, dificultad para concentrarse, tensión muscular, cansancio, ….

La evaluación del Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG)

  • Evaluación: Se realizará una entrevista inicial para obtener datos sobre las diferentes áreas del paciente: cognitiva, afectiva, conductual e interpersonal. La evaluación incluirá además el uso de pruebas psicométricas para evaluar tanto la intensidad de la ansiedad (BAI) como otros síntomas o conductas problema asociadas (BDI). Una evaluación adecuada nos permitirá identificar los factores implicados en el origen del problema, tanto antecedentes, como desencadenantes y mantenedores del mismo. Finalmente, la evaluación concluirá en un Análisis Funcional adecuado para seleccionar el tratamiento más idóneo para cada persona.

Terapia Cognitivo Conductual del Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG)

  • Tratamiento: En el T.A.G se ha demostrado que los tratamientos más eficaces son los basados en procedimientos cognitivo-conductuales centrados en modificar los pensamientos negativos, las conductas de evitación y las respuestas emocionales que desencadenan el trastorno. Siguiendo este enfoque, las técnicas utilizadas se centrarán en los siguientes pasos:
  • Psicoeducación: se informará al paciente sobre la naturaleza y mecanismos de la ansiedad y sobre el papel de las preocupaciones así como sus efectos. Se identificarán los procedimientos que realizan para eliminar la ansiedad y los resultados tienen.
  • Planificar actividades gratificantes y placenteras para el paciente.
  • Exposición a las situaciones evitadas: para ello se elaborará una jerarquía de menor a mayor según la intensidad de ansiedad experimentada ante esas situaciones y se realizará la exposición a cada una de ellas.
  • Eliminación de las conductas que realiza el paciente tanto de comprobación como de evitación.
  • Entrenamiento en relajación muscular progresiva y respiración diafragmática lenta.
  • Empleo de técnicas cognitivas: para que el paciente consiga controlar los pensamientos automáticos negativos, se identificarán en primer lugar esos pensamientos disfuncionales y se le instruye para analizarlos, comprobar su impacto emocional y sustituirlos por otros más realistas.
  • Entrenamiento en resolución de problemas: de forma que el paciente sea capaz de encontrar la mejor solución a los diferentes problemas, enfrentarse a ellos de la forma más efectiva y reducir la intensidad de las preocupaciones.

Eficacia de la Terapia Congnitivo Conductual del Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG)

El tratamiento cognitivo conductual cuenta hoy en día con evidencias empíricas sobre su eficacia, baja tasa de abandonos, mantenimiento de los beneficios obtenidos y el valor motivacional que supone para los pacientes con Trastorno de Ansiedad Generalizada (T.A.G.).

Sanchez, E.M. Psicóloga Top Psicólogos Granada

3 años ago Noticias

Tratamiento psicológico de la Hipocondría

Es curioso observar que en los tiempos que vivimos en los que cada vez hay más avances médicos y mejores medios tecnológicos para detectar enfermedades, los casos hipocondría continúen incrementándose. Es una paradoja. Todos los avances científicos en el campo de la salud deberían de servir para estar más tranquilos y seguros. En cambio, se observa que sucede lo contrario.

La salud siempre es un tema de importancia en nuestra sociedad. Es vital no descuidar su vigilancia y llevar a cabo conductas para mantenerla. El problema reside en las ocasiones en que puede convertirse en una obsesión. En estos casos nos encontramos entonces con una preocupación extrema,  de una intensidad anormal del sujeto por su propio estado de salud. Esto llega a afectar a su vida social, laboral, familiar, y provocando un sufrimiento clínicamente significativo.

Es normal que, ante la presencia de algún síntoma, una persona se preocupe y piense que padece alguna enfermedad de mayor o menor gravedad. No obstante, al acudir al médico y ver que realmente no ocurre nada grave, la gran mayoría de las personas se tranquilizan.

Cuando una persona considera que tiene síntomas indicativos de alguna enfermedad grave y va al médico y éste le dice que no tiene nada y sigue pensando que está enferma, es probable que padezca hipocondría.

¿Qué es la Hipocondría?

Se puede considerar la hipocondría un trastorno de ansiedad. La hipocondría se puede manifestar por preocupación o miedo a padecer una enfermedad grave, o creencia de padecer una enfermedad, a partir de la interpretación personal de uno o más síntomas. El miedo injustificado o la idea de padecer una enfermedad persisten a pesar de las explicaciones médicas.

Las preocupaciones hacen referencia a funciones corporales como el pulso, la sudoración o los movimientos peristálticos. También puede ser por manifestaciones menores anómalas como tos o pequeñas heridas o a sensaciones físicas que definen de manera vaga y ambigua. La persona trata de averiguar su causa, su significado y veracidad. Son muy alarmistas y pueden alterarse en gran medida al escuchar o leer cosas relacionadas con enfermedades, centrando su atención en su propio cuerpo.

Las personas hipocondríacas están tan preocupadas por su salud que continuamente se observan e interpretan cualquier señal o cambio en el cuerpo que les confirma una enfermedad grave. Están constantemente preocupadas y convencidas de que están enfermas. Por eso, viven en constante estado de alerta, controlando minuciosamente su cuerpo y haciéndose todo tipo de pruebas médicas para que les encuentren esa enfermedad imaginaria que creen tener. Cuando van al médico se quedan tranquilos por un tiempo pero pronto les atrapa de nuevo la preocupación.

Entre los comportamientos propios de un hipocondríaco existen conductas tales como el “doctor shopping”, referido a las peregrinaciones que emprende el paciente, de profesional en profesional. Con estas consultas buscan obtener información tranquilizadora sobre su enfermedad imaginaria. Esto provoca, en muchas ocasiones, un incremento del gasto sanitario y del sufrimiento del paciente, además de favorecer la instalación de la hipocondría. También hay que tener en cuenta que muchas de las pruebas diagnósticas a las que se someten los hipocondríacos son molestas o presentan riesgos para la salud.

Al igual que en otros trastornos de ansiedad, al recibir información tranquilizadora, por parte de un profesional médico, inicialmente, se produce una reducción del nivel de ansiedad. Esto actúa como un reforzador que hará que el patrón de conducta: noto un síntoma, me pongo nervioso y voy al médico, se mantenga a lo largo del tiempo. Así, pasado un tiempo tras la última consulta médica el paciente buscará una segunda opinión o se centrará en otras sensaciones corporales. Otras veces, la misma consulta médica causará nuevas preocupaciones, por cualquier mínima falta del discurso médico.

En casos más graves de hipocondría, la persona, sigue pensando que padece una enfermedad grave, a pesar de que los resultados de las pruebas médicas realizadas sean negativos. En estos casos, llegan a interpretar que el médico ha confundido sus pruebas con las de otro paciente, o, incluso, que padece una enfermedad que la medicina todavía no conoce.

Los síntomas que refiere el paciente hipocondríaco suelen ser generales o vagos, pero él o ella son capaces de describirlos con extrema minuciosidad, reparando en detalles que son completamente intranscendentes pero a los que ellos otorgan suma importancia.

Tenemos antecedentes de que el estrés psicosocial, la muerte de alguna persona cercana, y las enfermedades graves sufridas en la infancia son indicadores importantes que precipitan la aparición del trastorno. Así mismo durante su desarrollo se observa una comorbilidad con la ansiedad, la depresión y los trastornos somatomorfos.

Las personas hipocondríacas suelen hablar con los demás del problema, sociabilizan las preocupaciones y los síntomas que se perciben como señales de enfermedad y esto amplifica la preocupación obsesiva. Además las personas intentan tranquilizar a los hipocondriacos dándoles más información y con ella les crean más dudas que necesitan responder reiterando las soluciones intentadas anteriormente. Acaban no pudiendo salir de un círculo vicioso que les genera cada vez más malestar.

También miran continuamente internet o leen sobre las enfermedades, por un lado la información nos da poder, nos da la sensación de tener el control. Y en un primer momento tranquiliza a la persona pero, luego esta fuente de información se acaba convirtiendo en una fuente de dudas e inseguridad. Y acaban no parando de dar vueltas sobre la misma fijación obsesiva.

En población general la prevalencia de la hipocondría es de 1%-5%. Afecta por igual a hombres y a mujeres. Es más frecuente que empiece en los primeros años de la vida adulta.

Tratamiento Psicológico de la Hipocondría

            En el tratamiento psicológico de la hipocondría se ha visto que no hay ningún tratamiento totalmente eficaz. Las terapias más eficaces son las terapias conductuales y terapia cognitivo-conductual que se podrían organizar en torno a cuatro categorías conceptualmente distintas:

  • Las interesadas en reducir la respuesta de ansiedad amortiguando la activación autonómica, mediante técnicas de relajación o respiración, o/y entrenar a la persona a afrontar situaciones inconvenientes (manejo del estrés, solución de problemas, entrenamiento en asertividad)
  • Las diseñadas para extinguir las respuestas de ansiedad condicionadas a situaciones específicas, mediante la exposición con prevención de respuestas. Es decir, la persona se expone a la posible presencia de una enfermedad, a los síntomas que pueda tener, pero previene la conducta de reaseguración por parte del médico o de su entorno.
  • Procedimientos operantes buscan modificar los reforzadores que pueden mantener las conductas aprendidas de enfermo crónico y, al mismo tiempo, desarrollar un comportamiento más funcional.
  • Finalmente, las que intervienen sobre los contenidos cognitivos disfuncionales, a través del desafío de las interpretaciones catastróficas.

Es importante tener presente que si cumple algunos de los síntomas y criterios comentados y estos son de gravedad e interferencia significativa con su día a día, acuda a un especialista, psiquiatra o psicólogo, para que lleve a cabo una evaluación más profunda, un buen diagnóstico y con ello una intervención temprana y eficaz.

Cristina Pinilla Gómez. Psicóloga Ayudante Top Psicólogos Granada

4 años ago Noticias

Conoce el TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO (TOC) y su Tratamiento Psicológico.

Si nos paramos a observarnos un momento a nosotros mismos o a los de nuestro alrededor es inevitable no ver que todos tenemos “manías”. Por manías nos referimos a todos esos comportamientos que hacemos para comprobar que las cosas están como queremos en cuanto al orden o la seguridad de uno mismo o los demás. Es eso que hacemos para asegurarnos de que “he cerrado bien el coche”, “he apagado el gas” o “lo llevo todo en el bolso”. Pero, algunas veces, estas conductas pueden resultar molestas para otras personas de nuestro entorno, como si vuelvo al coche 3 veces para asegurarme de que está bien cerrado mientras mi pareja me está esperando.

Sin embargo, estos comportamientos suelen quedar en particularidades de cada uno, todos tenemos algunas manías y no le damos importancia. El problema es cuando al  realizar estas “manías” se emplea un excesivo tiempo e interfieren con el resto de áreas importantes como la familia, el trabajo, lo social o incluso, la propia salud. Si por ejemplo, tardo 2 horas en elegir la ropa para ir a trabajar me tendré que levantar todos los días 2 horas antes y perder tiempo de sueño o llegar tarde al trabajo o si estoy continuamente pensando en los gérmenes que puede haber en los bares, estaré constantemente yendo al servicio a lavarme las manos y dejaré de pasar tiempo con mis amigos o familia.

Este tipo de conductas las encontramos en el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) y se denominan compulsiones. Están vinculadas a pensamientos involuntarios que generan ansiedad, llamados obsesiones. Las personas que padecen este problema han aprendido a reducir la ansiedad con este tipo de conductas o compulsiones. Estas características son las que diferencian una simple manía de un TOC, las obsesiones que causan gran ansiedad, la pérdida de tiempo excesivo al llevar a cabo las compulsiones y la consecuente interferencia en su vida.

¿Qué es el TOC y cuáles son sus síntomas?

            El Trastorno Obsesivo Compulsivo se caracteriza por la presencia de obsesiones, compulsiones o ambas. Las obsesiones son: pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que se experimentan como intrusos, inapropiados y desagradables (porque su contenido es violento u obsceno o porque son considerados como irracionales). La persona suele intentar resistirse o neutralizarlas mediante otros pensamientos o actos. A pesar de ser involuntarios y repulsivos, la persona los reconoce como propios y no como algo externo a ella, pero, al mismo tiempo, lo considera extraño a su pensamiento o forma de ser e incluso amenazantes para sus valores centrales.

Las compulsiones son conductas (lavado de manos, comprobaciones) o actos mentales (rezar, contar o repetir palabras en silencio), repetitivos, finalistas e intencionales, que se realizan en respuesta a una obsesión. No es placentera ni útil, pero sí reduce el malestar o impide algún daño anticipado. No habiendo una conexión realista entre el peligro que se intenta evitar y la conducta, o bien, ésta es desmedida (contar hasta 100 para reducir la ansiedad que genera el pensamiento de que si no lo haces tus padres van a tener un accidente con el coche). Se acompaña de una urgencia compulsiva que se reduce tras su ejecución. Al reducir la ansiedad nos sentimos mejor a corto plazo, pero estamos reforzando la compulsión y esto se convierte en un círculo vicioso con consecuencias no deseadas a largo plazo. Los actos mentales son más difíciles de resistir o controlar ya que pasan inadvertidos y son fáciles de realizar.

            Las obsesiones o compulsiones provocan un malestar clínicamente significativo, representan una pérdida de tiempo de más de 1 hora al día o interfieren marcadamente con la rutina diaria, sus relaciones laborales o vida social. Algunas personas pueden reconocer, en algún momento, que estas obsesiones y compulsiones son excesivas e irracionales, aunque esto no ocurre en niños. Algunas personas no se dan cuenta de su enfermedad y otros se sienten demasiado avergonzados o estigmatizados para buscar ayuda.

            En la siguiente tabla se muestran las obsesiones y compulsiones más comunes.

ObsesiónCompulsión relacionada
Miedo a contaminarse por suciedad, gérmenes, fluidos corporales o hecesCompulsión de lavado y limpieza
Excesiva preocupación por la simetría y el ordenOrden y repetición de compulsiones
Miedo a causar daños a tercerosControl y comprobaciones reiteradas
Pensamientos o imágenes prohibidas (pedofilia, blasfemia, etc.)Chequeo mental
Dudas repetitivas (preguntarse si ha cerrado la puerta de la calle o no)Comprobaciones reiteradas
Principales Obsesiones y las Conductas Compulsivas asociadas

            Se da de forma similar en hombres y mujeres adultos. Las diferencias entre hombres y mujeres se plantean en relación a los tipos de obsesiones-compulsiones. Entre los varones nos encontramos de manera más frecuente rituales de comprobación, así como las obsesiones de contenido sexual o religioso, mientras que entre las mujeres son más frecuentes las obsesiones de contaminación y el ritual de limpieza. Este último ritual se considera el más frecuente en la clínica.

La edad de inicio suele ser en la adolescencia tardía, sobre los 19 años, aunque el 25% de los casos pueden empezar antes de los 14 años. Teniendo los hombres una edad de inicio más temprana, esto implica que en la infancia se dé más entre niños que entre niñas. Su curso suele ser crónico, con altibajos y se agrava ante situaciones estresantes. 

El TOC es más difícil de diagnosticar cuando las compulsiones se cubren o son estigmatizantes. Las personas de su alrededor pueden notar que el paciente se encuentra preocupado o ansioso, pero no tienen la capacidad de ver que la persona afectada trata de disminuir la obsesión con rituales de todo tipo. Frecuentemente, la persona se encuentra atrapada en mecanismos sin un fin que buscan re-asegurarse sobre si una actividad es segura o no. Los familiares pueden acomodarse a estas conductas, ser sobreprotectores, agresivos o indiferentes. Si no se adhieren a las compulsiones de la persona, en algunos casos pueden mostrase agresivos.

Tratamiento Psicológico del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)

            El tratamiento farmacológico del TOC puede ser una opción, pero siempre acompañado de terapia psicológica. Aunque éste sea competencia del psiquiatra, el psicólogo siempre debe conocerlo. El tratamiento farmacológico de referencia son los antidepresivos, como la fluoxetina (ISRS) o la clomipramina (antidepresivo tricíclico). Aunque sus recaídas están entre el 31% y el 81% tras su retirada.

            En cuanto al tratamiento psicológico el modelo terapéutico más eficaz y con mayor respaldo empírico en la clínica es el Tratamiento Cognitivo-Conductual, que se lleva a cabo en una serie de módulos:

  1. Psicoeducación: se debe explicar cómo funcionan las obsesiones/compulsiones, cómo se mantienen, que sepa identificarlas claramente y normalizar dichas experiencias intrusivas.
  2. Técnicas de manejo de ansiedad: es importante controlar la ansiedad mediante otras formas que no sean llevando a cabo la compulsión, técnicas que sean de fácil aplicación cuando se tiene la obsesión y que sean eficaces. Estas son, por ejemplo, la respiración diafragmática lenta y la relajación muscular progresiva de Jacobson.
  3. Exposición con prevención de respuesta: ésta es la técnica psicológica de elección para el TOC por ser la más eficaz. Consiste en exponerse a la obsesión sin llegar a realizar la compulsión. Su objetivo es habituarse al nivel de ansiedad que generan las obsesiones sin utilizar estrategias para neutralizarlas o disminuirlas.
  4. Terapia cognitiva: la técnica de exposición con prevención de respuesta se usa como experimentos conductuales para modificar las creencias en el poder de los pensamientos para causar acciones, la responsabilidad exagerada, las consecuencias de la ansiedad, la sobreestimación de la importancia de los pensamientos, el perfeccionismo, y las interpretaciones exageradas de la ansiedad. Hay que tener en cuenta que la técnica de reestructuración conitiva no debe utilizarse para tratar de modificar los pensamientos obsesivos. Tales pensamientos son «emociones disfrazados de pensamientos» (Maldonado, A.L.). Y las emociones, por definición, son irracionales. Por tanto, no se pueden «razonar las emociones». Al intentarlo, podríamos lograr que la persona con TOC desarrolle «racionalizaciones» que realice en respuesta a las obsesiones y se conviertan en nuevas conductas compulsivas o de neutralización (Maldonado, A.L.).
  5. Prevención de recaídas: es importante que sepa identificar las situaciones de estrés que le generan las obsesiones y los rituales que lleva a cabo para prevenirlos. Y también reforzar las conductas y actividades adaptativas. También es muy importante que la persona aprenda a identificar futuros comportamientos obsesivo-compulsivos y a enfrentarse a ellos desde el primero momento.

Es importante tener presente que si cumplen algunos de los síntomas y criterios comentados y estos son de gravedad e interferencia significativa con su día a día, acuda a un especialista, psiquiatra o psicólogo, para que lleve a cabo una evaluación más profunda, un buen diagnostico y con ello una intervención temprana y eficaz. En Top-Psicólogos contamos con psicólogos especializados en el tratamiento del Trastorno Obsesivo Compulsivo.

Cristina Pinilla Gómez. Psicóloga Ayudante. Top Psicólogos Granada

4 años ago Noticias

El Tratamiento Psicológico de la Depresión ¿Prozac o Platón?

La depresión es un trastorno del estado de ánimo.

El estado de ánimo

El estado de ánimo de una persona se puede representar en un continuo, en el que en un extremo estaría la tristeza y en el extremo opuesto la alegría. El estado de ánimo de las personas cambia por días o incluso a lo largo del mismo día. Así, cuando nuestro estado de ánimo se sitúa dentro de la normalidad, lo podríamos representar en el continuo entre las puntuaciones 40 y 60. Pero, a veces, nuestro estado de ánimo puede bajar a puntuaciones cercanas a 0, sea durante un tiempo de horas o, incluso durante uno o varios días. Estos cambios del estado de ánimo se consideran dentro de la normalidad porque dependen de las circunstancias de nuestra vida, de los acontecimientos a los que nos vamos enfrentando, o, con mayor precisión, nuestro estado de ánimo dependerá de cómo interpretemos esos acontecimientos.

¿Qué es la depresión?

Hablamos de depresión cuando el estado de ánimo es muy bajo, durante al menos 2 semanas. Este estado de ánimo bajo es tan intenso que llega a afectar a la persona (malestar clínicamente significativo) y/o a las áreas importantes de su vida: estudios o trabajo, pareja, familia, relaciones sociales e, incluso, a las actividades propias de su vida cotidiana.

La depresión se acompaña de 5 o más síntomas de una lista de 9. Estos síntomas representan un cambio significativo respecto a la actividad previa de la persona. Uno de los síntomas debe ser estado de ánimo depresivo o  perdida de interés (apatía) o de la capacidad para el placer (anhedonia).

  1. Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día según lo que indica el propio sujeto o por la observación de otros. En niños y adolescentes el estado de ánimo puede ser irritable.
  2. Disminución acusada del interés o placer en todas o casi todas las actividades, la mayor parte del día, casi cada día.
  3. Pérdida importante de peso o aumento del mismo, o perdida o aumento del apetito casi cada día.
  4. Insomnio o hipersomnia.
  5. Agitación o enlentecimiento psicomotor.
  6. Fatiga o perdida de energía.
  7. Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados casi cada día, no los simples autorreproches o culpabilidad por el hecho de estar enfermo.
  8. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o indecisión.
  9. Pensamientos recurrentes de muerte (no solo temor a la muerte), ideas sobre el suicidio recurrentes sin un plan específico o una tentativa de suicidio o un plan específico para suicidarse.

Algunos Modelos Explicativos de la Depresión

Desde el Modelo Cognitivo de la depresión (A.T. Beck), son nuestros pensamientos los que determinan cómo nos sentimos (emociones) y cómo actuamos (conducta).

La persona depresiva tendrá una visión muy negativa de sí misma, del mundo que la rodea y del futuro (lo que se conoce como Tríada Cognitiva).

Se ha observado que las personas con depresión tienen niveles bajos de algunos neurotransmisores. Los neurotransmisores son sustancias a través de las cuales se produce la comunicación entre neuronas o vías neuronales en nuestro cerebro. Los neurotransmisores que más se han relacionado con la depresión son (por este orden): serotonina, noradrenalina y dopamina.

Aunque existe una correlación entre depresión y niveles bajos de neurotransmisores esto no quiere decir que la causa de la depresión sea una reducción en los niveles de determinados neurotransmisores.

La causa o causas de la depresión se desconocen en la actualidad. Existen modelos explicativos, unos procedentes de la psicología y otros de las neurociencias, pero no existe ningún modelo que explique totalmente por qué una persona se deprime.

Tratamientos de la Depresión

Respecto al tratamiento de la depresión, los estudios mediante metaanálisis sobre la eficacia de los tratamientos psicológicos indican que los tratamientos derivados del Modelo Conductual son más eficaces en comparación con terapias derivadas de los modelos: Psicoanalítico, Transaccional, Gestal, Sistémico, etc. (Estudios de Eysenck, años 50).

Más adelante, en los años 60, desde el Modelo Cognitivo Conductual, se desarrolló la Terapia Cognitiva de la Depresión (A.T. Beck) y la Terapia Conductual de Levinsow, que aportaron un protocolo estructurado, de duración limitada (unas 20 semanas) y muy eficaz para el tratamiento de la depresión.

Respecto a la eficacia comparada de la terapia cognitiva de Beck y la terapia farmacológica mediante antidepresivos, A. T. Beck realizó una serie de investigaciones en las que demostró que la terapia cognitiva era más eficaz que la terapia mediante antidepresivos y que la terapia cognitiva sola era igual de eficaz que la terapia cognitiva más la terapia con antidepresivos.

Después de estas investigaciones, el propio Beck concluye que la terapia cognitiva es la terapia de elección en depresiones leves y moderadas y que aunque es también eficaz en depresiones graves, en estas se debería combinar con el tratamiento farmacológico mediante antidepresivos.

Los resultados de estas investigaciones no han sido nunca refutados pero la terapia psicológica sigue siendo una gran desconocida y los antidepresivos son conocidos por todas las personas como la única y mejor opción (supongo que por los intereses económicos de laboratorios farmacológicos y otras empresas del sector y médicos y psiquiatras).

Tratamiento Psicológico de la Depresión desde la Psicología Clínica Aplicada

Dentro del dicho Modelo Cognitivo Conductual, proponemos el siguiente protocolo para el tratamiento de la depresión:

  • Sesiones Informativas/Educativas sobre la depresión: es importante que la persona sepa como se inicia y se mantiene el trastorno. Y que conozca cómo se va a tratar su problema y por qué se utiliza dicha estrategia terapéutica.
  • Programación de actividades: se trabajan una serie de técnicas para incrementar la realización de actividades agradables por parte de la persona, ya que una de las dificultades que tienen las personas con depresión es la falta de motivación y de satisfacción para hacer cosas que les gusten y es importante que la persona recupere dichas actividades agradables. También se ayuda a la persona a recuperar las actividades de la vida cotidiana que hacía antes de la depresión y que ha dejado de hacer. Realizar actividades es la forma más fácil y rápida de mejorar el estado de ánimo.
  • Se debe tratar el insomnio, el riesgo de suicidio y la culpa a través de técnicas orientadas a ello (en el caso en que se presenten estos síntomas).
  • Si es necesario se trabajará con la persona la autoestima y la asertividad. Depende de la evaluación que se realice. Si encontramos déficits en estas variables, habrá que aplicar los módulos de entrenamiento en habilidades sociales/asertividad y autoestima.
  • Terapia cognitiva: sería dedicar unas sesiones a emplear técnicas cognitivas para trabajar los pensamientos negativos propios de la depresión. El programa terapéutico dirigido a modificar los pensamientos negativos, ayudando a la persona a cambiarlos por otros más realistas, racionales y adaptativos, se llama reestructuración cognitiva.
  • Si así se ve necesario, la persona será derivada al psiquiatra, para que valore la pertinencia de iniciar tratamiento farmacológico para combinar con la terapia psicológica.

Lo más importante es saber que existen soluciones para mejorar el estado de ánimo. Si ya lo ha intentado por sí mismo/a sin resultados, acuda a un buen profesional de la Psicología. En Top Psicólogos encontrará profesionales de la psicología de confianza que le ayudarán a mejorar y volver a ser la persona que era.

Antonio Luis Maldonado Cervera. Top Psicólogos Granada

4 años ago Noticias

¿Qué es la Depresión y cómo se trata desde el Modelo Cognitivo Conductual?

¿Qué es la depresión?

La depresión es un concepto que se utiliza a menudo en la sociedad. Es importante discernir entre la tristeza como emoción normal que pueden sentir los seres humanos en determinadas situaciones y la depresión como trastorno.

La depresión se puede describir como el hecho de sentirse triste, melancólico, infeliz, abatido o derrumbado. La mayoría de nosotros se siente de esta manera de vez en cuando durante períodos cortos. Por otro lado, la depresión clínica, como trastorno psicológico es un trastorno del estado anímico en el cual los sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración interfieren con la vida diaria durante un período de al menos dos semanas.

Los trastornos depresivos pueden presentarse a cualquier edad, pero es típico su desarrollo en la adolescencia y entre los 20 y los 30 años. También existe la depresión infantil y la depresión en edad avanzada pero nos centraremos en la más común, la depresión mayor en personas adultas.

Las personas con depresión son más propensas a abusar del alcohol o de otras drogas recreativas en un intento de facilitarse el sueño o de sentirse menos ansiosas. Se tiene una mayor propensión a fumar en exceso y a descuidar la salud. Después de la ansiedad, la depresión es el trastorno de salud mental más frecuente. Alrededor del 30% de las personas que acuden a la consulta de un médico de atención primaria presentan síntomas de depresión, pero menos del 10% de tales personas sufren depresión grave.

Los tipos principales de depresión incluyen:

  • La depresión mayor: sucede cundo los sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración interfieren con la vida diaria por semanas, o períodos más largos de tiempo
  • El trastorno depresivo persistente o distimia: se trata de un estado de ánimo depresivo que dura 2 años. A lo largo de ese período de tiempo, puede tener momentos de depresión mayor junto con épocas en las que los síntomas son menos graves.

Si no se trata, un episodio de depresión suele durar alrededor de 6 meses, pero a veces se prolonga durante 2 años o más. Los episodios tienden a repetirse varias veces a lo largo de la vida.

Síntomas de la Depresión

La depresión puede afectar notablemente la capacidad para el funcionamiento laboral y la interacción social; el riesgo de suicidio es significativo.

La depresión se presenta como un conjunto de síntomas de predominio afectivo (tristeza patológica, apatía, anhedonia, desesperanza, decaimiento, irritabilidad, sensación subjetiva de malestar e impotencia frente a las exigencias de la vida) aunque, en mayor o menor grado, también están presentes síntomas de tipo cognitivo, volitivo y somático, por lo que podría hablarse de una afectación global psíquica y física.

Los síntomas son los siguientes:

  • Estado de ánimo irritable o bajo la mayoría de las veces
  • Dificultad para conciliar el sueño o exceso de sueño
  • Cambio grande en el apetito, a menudo con aumento o pérdida de peso
  • Cansancio y falta de energía
  • Sentimientos de inutilidad, odio a sí mismo y culpa
  • Dificultad para concentrarse
  • Movimientos lentos o rápidos
  • Inactividad y retraimiento de las actividades usuales
  • Sentimientos de desesperanza o abandono
  • Pensamientos repetitivos de muerte o suicidio
  • Pérdida de placer en actividades que suelen hacerlo feliz, incluso la actividad sexual

Tratamiento de la Depresión

El tratamiento de la depresión varía en función de la orientación del psicólogo que lo trata. La eficacia de los tratamientos psicológicos depende de dos variables: un buen psicólogo y un Modelo terapéutico validado científicamente. En este sentido, los estudios comparativos realizados concluyen que el Modelo Conductual o Cognitivo Conductual aporta los mejores resultados. Dentro de dicho Modelo, La Psicología Clínica Aplicada, maximiza la eficacia de los tratamientos. Desde esta perspectiva, el tratamiento de la depresión se llevaría a cabo mediante la aplicación de los siguientes Módulos y en el mismo orden en que se exponen:

  • Psicoeducación de la depresión: es importante que la persona sepa qué le ocurre, por qué y como se mantiene el trastorno. Por ello, se dedicarán unas sesiones educativas a ello.
  • Programa de actividades agradables: se trabajan una serie de técnicas para incrementar la realización de actividades agradables por parte de la persona, ya que una de las dificultades que tienen las personas con depresión es la falta de motivación y de satisfacción para hacer cosas que les gusten y es importante que la persona recupere dichas actividades agradables.
  • Se debe tratar el insomnio, el riesgo de suicidio y la culpa a través de técnicas orientadas a ello (en el caso en que se presenten estos síntomas).
  • Si es necesario se trabajará con la persona la autoestima y la asertividad. Depende de cada persona la necesidad de tratar o no este módulo.
  • Terapia cognitiva: sería dedicar unas sesiones a emplear técnicas cognitivas para trabajar los pensamientos negativos propios de la depresión. El programa terapéutico dirigido a modificar los pensamientos negativos, ayudando a la persona a cambiarlos por otros más realistas, racionales y adaptativos, se llama reestructuración cognitiva.
  • Si así se ve necesario, la persona será derivada al psiquiatra, para que valore la pertinencia de iniciar tratamiento farmacológico para combinar con la terapia psicológica.

Recuerde que si siente alguno de estos síntomas, es beneficioso para usted que acuda a un profesional de la psicología para que establezca un diagnóstico y un tratamiento adecuado.

Nathalie Descalzo Grée. Psicóloga Ayudante. Top Psicólogos Granada

4 años ago Noticias

Fobia Social: qué es y cómo se trata

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Para la mayoría de las personas, un cierto grado de ansiedad es más la norma que la excepción. Muy pocas personas se encuentran sin ansiedad cuando dan una charla, hacen un examen final oral o coinciden con gente desconocida en una fiesta. A algunas personas, estas situaciones sociales les provocan sentimientos y temores desmedidos, que trascienden un simple nerviosismo. Suelen ponerse tan ansiosos, ante la posibilidad de ser criticados o hacer el ridículo en público, que su vida se convierte en un sufrimiento. Estos individuos padecen Trastorno de Ansiedad Social. Antes de profundizar en este trastorno vamos a ver en qué consiste la ansiedad.

La ansiedad es una emoción común a todos los seres humanos, está presente durante  toda la vida y es muy importante para la supervivencia, se activa cuando se percibe una amenaza o peligro y nos prepara para la lucha o huida. Por lo tanto, su finalidad es adaptativa generando protección frente a posibles peligros. Pero dicha ansiedad también puede generar un importante sufrimiento psicológico. El problema surge cuando la ansiedad aparece ante un peligro que no es real, o bien, cuando su intensidad, duración y frecuencia son superiores con relación a la causa que la originó.

¿Qué es el trastorno de ansiedad social?

Se le conoce más comúnmente como fobia social y consiste en  miedo o ansiedad intensa y desproporcionada en una o más situaciones sociales por estar expuesto a la posible evaluación negativa de los demás. Temen actuar de un modo que sea humillante o embarazoso o que los demás noten su ansiedad. Algunos ejemplos son las interacciones sociales como mantener una conversación, ser observado mientras come y actuar delante de otras personas. Tiene una duración de 6 meses o más.

Este miedo o ansiedad son desproporcionados a la amenaza real. Las situaciones sociales se evitan o resisten con miedo o ansiedad intensa. El miedo, la ansiedad o evitación causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

fobia social 1.jpgNo se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (droga o medicamento) ni a otra enfermedad médica. No se explica mejor por la presencia de otro trastorno mental.

La persona con trastorno de ansiedad social supone erróneamente que todas las miradas están sobre ella. La ansiedad, al afrontar situaciones temidas, puede tomar forma de ataques de pánico, aunque los síntomas son más observables que en el pánico, como rubor, sudor o temblor, entre otros.

La ansiedad social tiene dos variedades; algunas personas presentan fobia social de rendimiento o ejecución, en la que aparece ansiedad cuando se realiza en público una actividad concreta (por ejemplo, hablar por teléfono, comer en un restaurante, tocar un instrumento musical, etc). En el otro extremo están personas que se encuentran ansiosas en una situación que suponga una interacción social (por ejemplo, mantener una conversación con un desconocido en una fiesta, quedar con alguien, telefonear, etc.).

También pueden sufrir de ansiedad anticipatoria ante un evento o situación social. Esto puede crear un círculo vicioso de ansiedad anticipatoria que conduce a un bajo rendimiento (ya sea real o simplemente percibido) en la situación, lo que lleva a una ansiedad aún mayor para situaciones futuras.

Para algunas personas, la fobia social es un problema sólo en determinadas situaciones concretas, sería fobia social específica, mientras que otras tienen síntomas en casi todas las situaciones sociales, sería fobia social generalizada. En ésta, tanto la autoestima, como la asertividad y habilidades sociales se encuentran más afectadas.

En población general se han encontrado cifras más altas de fobia social en las mujeres que en los hombres. Sin embargo, en la clínica, la prevalencia es similar incluso ligeramente más alta en varones, estos son más propenso a buscar tratamiento psicológico.

Por lo general suele comenzar en la adolescencia, con frecuentes antecedentes de timidez en la infancia. La adolescencia es un periodo crítico, donde se asientan las relaciones sociales con los iguales, están más preocupados por su autoimagen y la imagen que proyectan a los demás, junto con el fuerte deseo de ser aceptado y pertenecer al grupo de amigos o iniciar y mantener relaciones personales íntimas, pero estas situaciones sociales implican evaluaciones por parte de los demás ante las que puede responderse con ansiedad. Frecuentemente, los adolescentes temen una evaluación negativa y aquellos más vulnerables al estrés pueden manifestar ansiedad y evitar las situaciones sociales. La situación social que más se teme es hablar en público.

El trastorno de ansiedad social es a menudo comórbido con otros trastornos de ansiedad (fobias especificas o agorafobia), trastorno depresivo mayor y sobre todo con los trastornos por consumo de sustancias, en concreto con el alcohol y benzodiacepinas. El alcohollo utilizan para reducir la ansiedad por un lado y por otro les desinhibe y les ayuda a relacionarse e interactuar mejor con los demás. También puede producir adicción a las benzodiacepinasya que reduce la ansiedad en las situaciones sociales.

Es importante saber diferenciar el trastorno de ansiedad social con otros trastornos donde también se eviten situaciones sociales. Algunos ejemplos son; en la depresión, se evita por falta de ganas, porque no disfrutan de las relaciones con los demás o porque no quieren que los demás le pregunte qué le pasa; en una esquizofrenia paranoide, las evita porque piensa que le persiguen y que le van a hacer daño; en la dismorfia corporal, cree que tiene algún defecto en el cuerpo, como una nariz grande y puede pensar que los demás están continuamente fijándose en su nariz y en autismo, tiene falta de interés en las relaciones sociales.

Trastorno de ansiedad social y timidez

Es muy frecuente que la timidez preceda a la fobia social. No hay que confundir estos dos términos. La timidez y la fobia social tienen cosas en común, sin embargo, habitualmente, la timidez es mucho menos agresiva en cuanto a la manifestación de sus síntomas. La timidez se suele dar en la infancia y si se mantiene y no mejora puede dar lugar a la aparición de fobia social en la adolescencia.

En ambos casos se pueden sentir las mismas cosas: ganas de huir, temor, nerviosismo, etc… pero cuando se trata de una fobia social, esos síntomas tan fuertes, hacen que la persona evite exponerse a las situaciones temidas. En cambio una persona tímida, puede pasarlo mal, pero eso no impide que se pueda seguir exponiendo sin que eso dañe su salud.

Tratamiento del trastorno de ansiedad social

La terapia cognitivo conductual es el tratamiento de elección, siendo el componente de exposición a las situaciones sociales temidas el más eficaz. Los principales programas que se utilizan se desarrollan en grupo, ya que este puede ser una fuente que proporcione diversos beneficios. En primer lugar, el grupo ayuda a ver que hay más personas como tú que sufren el mismo problema, ayuda a sentirte comprendido. También sirve para la exposición, es una oportunidad para afrontar las situaciones sociales temidas, se permite la exposición larga y continuada y la oportunidad de crear gran variedad de situaciones. Las técnicas que se utilizan son las siguientes:

  • Psicoeducación: sesiones educativas e informativas sobre el trastorno, en qué consiste, cómo se desarrolla y mantiene, etc.
  • Técnicas de control de ansiedad: se enseñan y utilizan desde el inicio ya que las personas con fobia social tienen una activación de los síntomas de ansiedad elevados y es necesario empezar a reducir esa activación. Las técnicas utilizadas son la relajación progresiva de Jacobson, respiración diafragmática lenta, técnicas de distracción y autoinstruccioes.
  • Entrenamiento en habilidades sociales y asertividad y el entrenamiento en autoestima: en este caso se hacen juntos, tienen una interacción positiva porque cuando la persona mejora su asertividad, se siente mejor y su autoestima mejora y al mismo tiempo eso le anima a poner en práctica habilidades sociales.
  • Exposición gradual en vivo con prevención de respuesta junto a la terapia cognitiva: es el componente más eficaz, ayuda a trabajar de manera simultánea los pensamientos negativos, con respecto a la ejecución de la tarea delante de los demás o la posible evaluación de los otros. Al exponerse y ver que las consecuencias negativas que anticipan no aparecen se desconfirma el pensamiento negativo.
  • Instigar a la persona a ampliar sus círculos sociales. Para que de forma natural tenga que enfrentarse a dichas situaciones sociales. Si le gusta el senderismo, apuntarse a grupos que hagan escapadas al campo, ir a clase de pintura o baile entre otras muchas opciones.

Es importante tener presente que si cumple algunos de los síntomas y criterios comentados y estos son de gravedad e interferencia significativa con su día a día, acuda a un especialista, psiquiatra o psicólogo, para que lleve a cabo una evaluación más profunda, un buen diagnóstico y con ello una intervención temprana y eficaz.

Cristina Pinilla Gómez. Psicóloga Ayudante. Top Psicólogos Granada

4 años ago Noticias

El trastorno de pánico y la agorafobia: qué es y cómo tratarlo

El  Trastorno de pánico y la Agorafobia forman parte de los Trastornos de Ansiedad del DSM-5. Para entenderlos es necesario pasar por una explicación de lo que es la ansiedad en sí ya que es la base de dichos trastornos.

La palabra ansiedad está en nuestro día a día y la empleamos con frecuencia pero no todo el mundo sabe realmente lo que representa. Vamos a ver una breve explicación del concepto y posteriormente nos centraremos en dichos trastornos.

La ansiedad es una emoción al igual que lo son la tristeza, la alegría o la rabia. Es una respuesta de nuestro cuerpo ante un peligro inminente que nos permite hacer frente a una amenaza. Es una reacción fisiológica clave para la supervivencia del ser humano ya que nos protege de forma automática. Por lo tanto, la ansiedad es una respuesta que tienen todos los seres humanos ante un peligro y es una respuesta que nos mueve, nos activa. Esta reacción consiste en una serie de respuestas de nuestro cuerpo tales como: el aumento de la tasa respiratoria, de la tensión arterial y de la tasa cardíaca, la circulación de la sangre hacia las extremidades y la dilatación pupilar. El problema aparece cuando la persona tiene una respuesta ansiosa sin que exista un peligro que lo provoque. Lo anterior correspondería a una ansiedad patológica, ya sea porque la persona no es capaz de identificar lo que le ocurre y se imagina lo peor o porque los síntomas aparecen a raíz de una situación en la que no existe dicho peligro.

La ansiedad es el origen de los trastornos que vamos a ver a continuación que de hecho, están altamente relacionados. Encontraremos más abajo una explicación y propuesta de tratamiento para: el Trastorno de Pánico, la Agorafobia y el Trastorno de Pánico con Agorafobia.

Trastorno de pánico

Se dan crisis de pánico repetidas, algunas de las cuales son inesperadas. Al menos una de ellas se ha seguido durante un mes (o más) de alguno de los siguientes síntomas:

  • Inquietud persistente por la posibilidad de tener más crisis.
  • Preocupación por sus consecuencias, por ej., perder el control, sufrir un infarto o “volverse loco”.
  • Cambio significativo del comportamiento relacionado con las crisis.

Además, las crisis de pánico no se deben a los efectos directos de una sustancia ni a una enfermedad medica; ni pueden explicarse mejor por la presencia de otro trastorno mental (por ej., la fobia social si las crisis aparecen sólo al exponerse a situaciones sociales temidas).

¿Qué es una crisis de pánico?

Es un episodio de ansiedad aguda con miedo o malestar intensos, acompañados de 4, o más, de los siguientes síntomas, que aparecen bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los primeros 10 minutos:

  • palpitaciones o elevación de la frecuencia cardíaca
  •  sudor
  •  temblores o sacudidas
  • sensación de ahogo o falta de aliento
  • sensación de atragantarse
  • opresión o malestar en el pecho
  • nauseas o molestias abdominales
  • inestabilidad, mareo o sensación de desmayo
  • sensación de entumecimiento u hormigueo
  • escalofríos o sofocaciones
  • percibir las cosas o percibirse a sí mismo de forma extraña
  • miedo a morir, volverse loco o perder el control

El trastorno de pánico tiene tres características clave que son importantes:

  • Los ataques de pánico son recurrentes, aparecen inesperadamente y alcanzan su máximo en pocos minutos.
     
  • El temor o la aprensión se centran en las consecuencias fisiológicas o psicológicas de las sensaciones de pánico.
     
  • Se adoptan conductas de evitación o de seguridad a fin de reducir al mínimo la experiencia de episodios de pánico en el futuro.

Y esto es lo que entendemos por el circulo vicioso en el que entran los pacientes que lo sufren. Los pensamientos de temor a la crisis de pánico incrementan las posibilidades de causarlo.

Agorafobia

Es un trastorno de ansiedad que consiste en el miedo a los lugares en los que no puede recibir ayuda y el miedo a tener una crisis de pánico en dichos lugares. Es una reacción fóbica en situaciones de desprotección. La reacción de la persona que lo sufre es evitar estas situaciones a costa de un malestar o ansiedad significativos por temor a que aparezca una crisis de angustia o síntomas similares a la angustia, o se hace indispensable la presencia de un conocido para soportarlas. Este trastorno tiene en común con el anterior la presencia de las crisis de pánico y por ello existe también el Trastorno de Pánico con Agorafobia.

¿Qué es el Trastorno de Pánico con Agorafobia?

La característica esencial es la presencia de crisis de angustia inesperadas y repetitivas. Al menos una de las crisis se ha seguido durante 1 mes (o más) de uno (o más) de los siguientes síntomas: inquietud persistente por la posibilidad de tener más crisis, preocupación por las implicaciones de la crisis o sus consecuencias y/o cambio significativo del comportamiento relacionado con las crisis. Es habitual que la presencia de crisis de ansiedad altere el funcionamiento de la persona que las padece hasta tal punto que aparezca un cuadro de agorafobia.

Hay síntomas a nivel físico (los comentados anteriormente en la explicación de la crisis de pánico como por ejemplo: palpitaciones y sudoración).

Hay síntomas a nivel cognitivo tanto en el momento crítico de una crisis de angustia como en la ansiedad anticipatoria de que esta ocurra, la persona tiene pensamientos repetitivos angustiantes como por ejemplo:  “Voy a tener un infarto” o “Estoy desarrollando una enfermedad grave o letal”.

Y también hay síntomas a nivel conductual,ya sea conductas de evitación (aquellas en las que la persona intenta escapar de situaciones donde cree que podrá tener una crisis de angustia)  o de seguridad (aquellas que la persona lleva a cabo para sentir que es menos probable que le suceda una crisis de angustia). Estas conductas son el remedio que encuentra la persona tras el elevado malestar que le ha provocado la crisis de angustia.

¿Cuál es su tratamiento?

Tras la evaluación se establecen objetivos de tratamiento dirigidos a reducir los síntomas físicos, cognitivos y conductuales, y mejorar la calidad de vida de la persona. El tratamiento psicológico conlleva un trabajo terapéutico basado en las siguientes líneas generales:

  • Psicoeducación sobre el funcionamiento de la ansiedad y las crisis de angustia.
  • Trabajar las situaciones temidas con exposiciones progresivas para recuperar la funcionalidad.
  • Reestructurar pensamientos invalidantes.
  • Recuperar la autoestima y la autoeficacia.

Nathalie Descalzo Grée. Psicóloga Ayudante. Top Psicólogos (Granada)

4 años ago Noticias

Consecuencias psicológicas de la Pandemia por COVID-19 en España: qué Trastornos Psicológicos pueden aparecer o agravarse debido al confinamiento y demás restricciones.

Desde que se declaró el estado de alarma en todo el país por la crisis sanitaria del COVID-19, ya han pasado más de dos meses de confinamiento. Esta situación excepcional y desconocida ha supuesto muchos miedos, temores y ansiedades que son naturales pero por otro lado este periodo de encierro ha generado diversas consecuencias negativasnivel psicológico en buena parte de la población. Ya sea trastornos que han aparecido o ya existentes que han empeorado debido al encierro.

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Los problemas psicológicos de los que hablamos son los siguientes:

insomnio, ansiedad y angustia, depresión, adicciones, obsesiones, hipocondría, y problemas de pareja.

A continuación veremos una breve explicación de cada trastorno y las

pautas a seguir para cada uno de ellos durante estos días. No obstante, es importante tener en cuenta que a pesar de que muchas consultas psicológicas permanezcan cerradas, hay muchas ayudas de forma virtual cuando sienta la necesidad de acudir a un profesional de la psicología.

De forma general, hay algunas pautas que son básicas para todos los problemas psicológicos derivados del confinamiento:

  • Establecer una rutina: es importante para nuestra salud mental, que el día tenga un orden y sintamos que estamos haciendo actividades productivas así como lúdicas, que nos provoquen placer. Podemos aprovechar para hacer actividades que nunca hemos hecho o retomar actividades que habíamos dejado de lado.
  • Graduar las salidas: el desconfinamiento se ha iniciado y es importante que, poco a poco, vaya perdiendo el miedo a salir de casa y tome contacto con la realidad, empezando con algunos paseos.
  • No se sobreinfome con la situación y respete las medidas estipuladas de sanidad: no es bueno ocupar mucha parte del día a la situación actual aunque si es necesario estar informado y se debe encontrar el equilibrio. Del mismo modo que no hay que obsesionarse con la posibilidad de contagiarse, sí es importante que se sigan los protocolos de seguridad establecidos.

A continuación veremos una breve explicación de cada trastorno y las pautas a seguir para cada uno de ellos durante estos días.

  1. Insomnio

Definición: Insatisfacción con la cantidad o calidad del sueño, con uno o más de los siguientes síntomas: dificultad para iniciar el sueño, dificultad para mantener el sueño, que se caracteriza por despertares frecuentes o problemas para volver a dormir después de los despertares y despertar temprano por la mañana con incapacidad para volver a dormir. Durante esta cuarentena,  para muchas personas ha sido difícil seguir la rutina de horarios porque el aislamiento social ha cambiado por completo nuestro día a día afectando a nuestros patrones de sueño-vigilia.

Pautas a seguir:

  • Procurar seguir las rutinas de dormir-despertar. Acostarse temprano sin distracciones bajo las condiciones adecuadas aunque no se tenga sueño y levantarse antes de las 8 de la mañana. Y seguir las normas de la higiene del sueño como no tomar sustancias excitantes, hacer deporte antes de dormir, evitar pasar tiempo en la cama si no es para dormir, etc.
  • Para calmar el estrés se puede meditar, escuchar música relajante o leer un libro antes de dormir.
  • Evitar tomar medicamentos u otros productos para obligarte a dormir.
  • Ansiedad

Definición: Ansiedad y preocupación excesivas, persistentes y que la persona tiene dificultades para controlar, sobre diversos acontecimientos o actividades y que se asocian a tres o más síntomas de sobreactivación fisiológica (taquicardia, sudoración…etc.). Para muchas personas, esta situación desconocida ha generado altos niveles de ansiedad en torno a la incertidumbre de la situación.

Pautas a seguir:

  • Mantente ocupado/a y en contacto con personas cercanas (aunque sea por teléfono o videollamadas). De esta forma se disminuirá la sensación de estrés, soledad, frustración, aburrimiento y enfado.
  • Mantente en movimiento. Realiza estiramientos o pequeños ejercicios suaves en casa, te ayudará a distraerte y a disminuir la tensión muscular.
  • Comunicación familiar: si vives en familia ahora más que nunca es importante la comunicación. Estar tanto tiempo juntos/as puede hacer que haya discusiones o “salten chispas”. Hablad sobre lo que necesitáis cada uno/a  y exponerlo amablemente para llegar a acuerdos.
  • Respetad los espacios individuales: Intentad tener espacios para estar solos/as para tener cierta independencia y tranquilidad.
  • Depresión

Definición: La persona debe presentar al menos estado de ánimo deprimido o anhedonia. Los síntomas,  resumidamente, son:  estado de ánimo deprimido; anhedonia; pérdida o aumento del peso o el apetito; hipersomnia o insomnio, agitación o retraso psicomotor; fatiga; sentimientos de culpabilidad o inutilidad excesivos; merma de la capacidad de pensar o concentrarse; y pensamientos recurrentes sobre muerte o suicidio. Con el confinamiento, es probable que las personas con depresión hayan empeorado pasando todo el día en casa del mismo modo que puede haber hecho desarrollar los síntomas a otras personas.

Pautas a seguir:

  • Activarse: realizar actividades que supongan ejercicio físico y otras que nos sean agradables.
  • Identificar los pensamientos negativos y sustituirlos por unos más realistas y objetivos.
  • Comunicarse y compartir: encontrar solidaridad en las personas que viven con nosotros.
  • Establecer objetivos para no perder el interés de hacer cosas. Empezar por metas diarias tales como establecer cierta rutina y conseguir hacer un número de cosas al día.
  • Entrenarse con ejercicios de relajación y meditación.
  • Adicciones

Definición: Hábito de conductas peligrosas o de consumo de determinados productos y del que no se puede prescindir o resulta muy difícil hacerlo por razones de dependencia psicológica o incluso fisiológica. Existen diferentes tipos de adicciones: drogas, alcohol, juego patológico, sexo, compras… Con esta situación, los niveles de ansiedad han subido y del mismo modo la posibilidad de recaer en una adicción o iniciar una.

Pautas a seguir:

  • No tener la sustancia adictiva en casa.
  • No posponer actividades.
  • Pasear, hacer ejercicio.
  • Si se sienten ganas de consumir, tomar algún alimento que disminuya la ansiedad (chocolate, azúcar o frutos secos) y hablar con alguien.
  • Obsesiones

Definición: Idea, palabra o imagen que se impone en la mente de una persona de forma repetitiva y con independencia de la voluntad, de forma que no se puede reprimir o evitar con facilidad. Con la crisis sanitaria, han aumentado las obsesiones en torno a este tema.

Pautas a seguir:

  • Planificar la nueva situación
  • Aceptar los pensamientos obsesivos: ser flexibles con uno mismo y entender el momento que estamos viviendo y aceptar la incertidumbre.
  • Pensar en el aquí y ahora. No te enfoques en el futuro, desencadenará en pensamientos negativos.
  • Mantener un estado de calma y normalidad en casa, es un espacio seguro. Y gradualmente retomar las salidas con precaución. Seguir las normas de higiene estipuladas y no crear unas nuevas aunque crea que son mejores.
  • Hipocondría

Definición: Trastorno mental que se caracteriza por una preocupación constante y obsesiva por la propia salud y por una tendencia a exagerar los sufrimientos, que pueden ser reales o imaginarios. Es probable que sea la primera pandemia que sufre y hayan saltado las alarmas si la persona es hipocondriaca o que alguna persona haya desarrollado los síntomas debido a la situación.

Pautas a seguir:

  • Hacer deporte y mantenerse activo, encontrar actividades de su agrado.
  • Cambiar el foco de la atención y no permitirse estar todo el tiempo pendiente del covid-19 y limitarse a seguir las pautas estipuladas de seguridad.
  • Practicar ejercicios de relajación y de respiración.
  • Problemas de pareja

Definición: Existen muchos tipos de problemas de pareja pero hablaremos de forma general. Durante el confinamiento, las personas que conviven con su pareja se han visto encerrados con ellas durante todo el día durante más de dos meses. Los problemas de pareja son parte inevitable de cualquier relación de pareja, pero, de nosotros depende solucionarlos adecuadamente o permitir que se conviertan en crisis de difícil y dolorosa solución.

Pautas a seguir:

  • La actitud que hay que tener es de mejorar la relación y que es un problema mutuo que afecta a las dos partes y en el que las dos partes tienen algo que decir.
  • La colaboración es la esencia de la resolución de problemas.
  • No discutir más de un problema a la vez.
  • Practicar ambos la escucha activa resumiendo lo que el otro dice antes de intervenir. No hacer inferencias, hablar solamente de lo que se observa.
  • Evitar el conflicto siendo neutral y evitando la negatividad o la lucha por el poder.
  • Las soluciones han de centrarse en definir cambios en las conductas de ambos y no solamente en la del que causa el problema. Hay una máxima que dice: “si quieres que alguien cambie, empieza cambiando tú”. El cambio de uno ha de conllevar consecuencias positivas para él, lo que implica un cambio en el otro.

A modo de conclusión, recuerde que esta situación que estamos viviendo es excepcional y no hay una sola forma correcta de superarla. Si siente que no sabe tolerar el  malestar, es importante buscar ayuda. Dejarse acompañar es responsabilizarse y ser generoso con uno mismo.

Nathalie Descalzo Grée.

Psicóloga Ayudante. Top Psicólogos (Granada)

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