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Depresión

Los trastornos del estado de ánimo: el Trastorno depresivo

Los denominados trastornos del estado de ánimo, han venido sufriendo una serie de cambios en su definición a lo largo del tiempo.

Esto ha venido condicionado por la heterogeneidad de los síntomas que lo componen, así como la cantidad de situaciones en las que puede diagnosticarse o el hecho de si el trastorno puede ser denominado “primario”, es decir, se diagnostica de manera independiente o “secundario”, viene ocasionado por otro trastorno o situación que provoca esos problemas del estado de ánimo.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es un trastorno mental frecuente, que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración.

La depresión puede llegar a hacerse crónica o recurrente y dificultar sensiblemente el desempeño en el trabajo o la escuela y la capacidad para afrontar la vida diaria. En su forma más grave, puede conducir al suicidio. Si es leve, se puede tratar sin necesidad de medicamentos, pero cuando tiene carácter moderado o grave se pueden necesitar medicamentos y psicoterapia profesional.

 

¿Cómo podemos ayudarte?

Siempre desde el paradigma cognitivo conductual, podemos ayudarte de una manera eficaz con tratamientos validados y eficaces en la superación de los síntomas que provocan el malestar anímico subjetivo como los problemas derivados del mismo.

Los síntomas a tratar son:

Síntomas anímicos

Uno de los síntomas que deben tenerse en consideración y que, generalmente, asienta el eje de los trastornos depresivos es el estado de ánimo triste. Sin embargo, no siempre el estado de ánimo corresponde con la tristeza, en ocasiones se manifiesta por medio de la irritabilidad, nerviosismo, e, incluso, sensación de vacío.

Síntomas conductuales y motivacionales

Frecuentemente se siente que no se tienen ganas de hacer nada (apatía), que no se disfruta de la realización de actividades (anhedonia). Se trata de los otros síntomas más característicos de las personas con un estado de ánimo depresivo. Prestamos una especial atención a este aspecto, ya que se trata de una sensación que tienen y que a la hora del tratamiento puede entorpecer el tratamiento y por eso debemos trabajarlo desde el principio. En algunos pacientes con una intensidad muy elevada, incluso se puede llegar a producir un estupor depresivo, que se trata de un estado similar a la catatonia, en el que la persona se encuentra mutista, sin hablar y prácticamente paralizada a nivel motor.

Síntomas somáticos

Es habitual mostrar cambios a nivel físico: el sueño, la alimentación, dificultades sexuales; molestias físicas: problemas digestivos, dolores difusos, cansancio, etc.

Síntomas cognitivos

Una de las quejas frecuentes que se manifiestan en la depresión son quejas sobre su disminución de la capacidad de atender y memorizar. Estos síntomas pueden afectar de forma considerable a sus actividades laborales, académicas, relacionales, etc. Es decir, son síntomas que pueden afectar a la funcionalidad del paciente y que también debemos considerar en el tratamiento, dando estrategias para mejorar estas capacidades y/o normalizar lo que está sucediendo.

Por otro lado, entre los síntomas cognitivos, atendiendo al contenido de los mismos, sabemos que las personas deprimidas tienden a tener una visión más negativa. Beck, hablaba de la tríada cognitiva negativa:

  • Visión negativa de uno mismo
  • Visión negativa de los otros
  • Visión negativa del futuro

Síntomas relacionales

Generalmente, las personas aquejadas de depresión se aíslan, muchas veces por un desinterés sobre las relaciones, porque señalan que no saben qué decir y que se sienten a disgusto y en otras ocasiones porque las personas que les rodean terminan dejando de intentar estar con ellos.

  • Apatía
  • Anhedonia
  • Estado de ánimo triste o vacío
  • Falta de interés al realizar actividades
  • Cansancio
  • Síntomas físicos
  • Hipersomnia o dificultades para dormir
  • Falta de apetito o apetito aumentado
  • Ganas de llorar
  • Ideas de suicidio

Finalmente, no hay que olvidar que en estado depresivo se va a producir un cambio en la forma en la que las personas perciben las cosas tanto presentes como futuras, se va a producir una modificación en sus emociones y en sus conductas y reacciones, y estos cambios pueden afectar también a su estado físico (cansancio, sueño, alimentación, molestias físicas, quejas por problemas cognitivos: atención y memoria) relacionales (dejan de quedar con amigos, no les apetece hablar), e incluso estético (dejadez, no ducharse ni preparase, colores de la ropa, etc.).

 

Tratamiento psicológico de la depresión

Los tratamientos de elección en este tipo de problemas, con eficacia demostrada y que encontrarás en nuestro equipo de trabajo son los siguientes:

Terapia cognitivo conductual

Entre los programas de tratamiento cognitivo conductual debemos seleccionar aquellas estrategias que sean adecuadas para cada paciente y su sintomatología:

  • Programa de actividades agradables

Este apartado por el que suele comenzar cualquier terapia cognitivo conductual, se trata de un retorno a aquellas actividades que anteriormente le resultaban agradables, con el objetivo de conseguir una mejora en un estado de ánimo, a través de actividades reforzantes y la evitación de la inactividad, asociada a un aumento de pensamientos y rumiaciones, sobre todo de corte negativo.

  • Reducción niveles ansiedad:
    • Relajación
    • Respiración diafragmática lenta
  • Técnica de distanciamiento
  • Mejorar habilidades para obtener reforzadores y autorrefuerzo
  • Detección y modificación de pensamientos negativos: reestructuración cognitiva

La terapia cognitiva de Beck

La terapia racional emotiva (Ellis)(TRE)

Técnica de las 4 preguntas de Beck

  • Entrenamiento en habilidades sociales y asertividad
  • Entrenamiento en resolución de problemas (D’Zurilla y Nezu, 1982): ayudar a que la persona tenga estrategias para lidiar con los problemas.
  • Entrenamiento en autoinstrucciones (Meichembaum., 1991).

 

Caso ficticio

Se presenta un hombre de unos 50 años de edad. Nos cuenta que hace unos diez años su padre enfermó. Es hijo único, por lo que decidió cambiar de domicilio para situarse más cerca del domicilio paterno y así poder colaborar en las tareas de cuidado paterno.

Afirma que, desde entonces, se ha distanciado mucho de su mujer y de su familia, ya que le quedaba poco tiempo para realizar tareas de ocio con ellos. Entre el trabajo y el cuidado tanto de su familia como de su padre no le quedaba tiempo para nada.

Ahora siente que sus hijos se han hecho mayores y ya no puede recuperar ese tiempo en el que eran pequeños y hacían todas las actividades juntos, en familia, ahora ya son más mayores y tienen una independencia.

Además, nos comenta que desde hace un tiempo no le apetece hacer más que sus obligaciones ya que no le merece la pena, ha perdido un tiempo que no recuperará y todo lo que puede venir a partir de ahora ya no será tan bueno como lo que ha perdido.

Su padre ya tiene una ayuda permanente y no es necesario que él siga yendo tan a menudo, por lo que pasa mucho tiempo en el sofá. Tampoco duerme bien, le cuesta coger el sueño y se levanta cansado. También ha engordado mucho.

Viene a consulta a petición de su mujer para que pueda volver a disfrutar de las cosas como antes.

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