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Atención a tercera edad

Envejecimiento de la población e implicaciones del cambio

La población mundial está envejeciendo a un ritmo vertiginoso y seguirá haciéndolo en las próximas décadas. Los grandes progresos que durante el siglo XX experimentó la medicina, unidos a la mejora de la calidad de vida en gran parte del mundo occidental y en los países en desarrollo, han generado un espectacular y progresivo aumento en la esperanza de vida de las personas desde la primera mitad del siglo XX hasta la actualidad.

El descenso de la natalidad, especialmente en los países más desarrollados, también ha contribuido a este fenómeno de envejecimiento global de la población.

Al comienzo del siglo XXI, la población mayor de 60 años en el mundo ascendía a algo más de 600 millones (aproximadamente un 7 % de la población mundial); para 2050, se estima que esta cifra se triplique, llegando hasta los 2000 millones (un 19 % de la población mundial) (ONU, 2001).

Envejecimiento normal y envejecimiento positivo
El envejecimiento puede ser definido como el conjunto de cambios, negativos (que implican declive) y positivos (que implican crecimiento o aprendizaje), que experimentamos las personas a medida que cumplimos años (Siegel, 2012).

Es cierto que envejecer no es sinónimo de enfermar o ser dependiente. En palabras de Rodríguez (2014), «la persona mayor que está enferma lo está a causa de su enfermedad, no por su edad, porque la edad no es una enfermedad”. Aunque no se puede negar que existe cierta correlación entre la edad y la dependencia asociada a determinados problemas de salud, parece que el inicio de esta etapa de mayor probabilidad de enfermedad y dependencia se ha retrasado considerablemente, en general, colocándose actualmente más allá de los 85 años.

Cada persona es el resultado de una historia única e irrepetible, de múltiples y variadas interacciones entre sus factores biológicos y psicológicos (genes, temperamento, etc.) y sus circunstancias (entorno físico; acceso a recursos educativos, económicos y sociales; estructura social y cultural…). Estas múltiples interacciones van dibujando un entramado diverso de experiencias de vida y trayectorias particulares que contribuyen a explicar estas mayores diferencias entre las personas a medida que se van cumpliendo años.

La Organización Mundial de la Salud (2002) propone el modelo de envejecimiento activo, que, en síntesis sería: el modo de afrontar el envejecimiento viene determinado por la actividad de la persona y asumir que las personas que envejecen con problemas de salud también pueden tener un envejecimiento positivo si se mantienen activas física, cognitiva y socialmente.

Una visión alternativa de envejecimiento con éxito, especialmente interesante por su gran trascendencia en el pensamiento gerontológico, fue la aportada por Baltes y Baltes (1990). Para ellos, la clave del éxito del envejecimiento estaba en una adecuada gestión de las pérdidas inevitables asociadas al envejecimiento por parte del individuo que envejece, quien ha de ser capaz de adaptarse a éstas a través de procesos de regulación que implican seleccionar, compensar y optimizar los recursos, fortalezas y capacidades todavía existentes.

El envejecimiento activo o con éxito es un proceso que abarca toda la vida del individuo. La persona conseguirá envejecer con éxito en la medida en que, tanto el propio individuo como la sociedad, traten de optimizar su funcionamiento biopsicosocial (Fernández-Ballesteros, 2009).

¿Cómo podemos ayudarte?

Enseñándote a prevenir y retrasar los problemas de salud física y psicológica en la vejez, promocionando y facilitando estilos de vida saludables que faciliten el envejecimiento activo y con éxito. Nuestro foco de interés está en los mecanismos que te permiten regular la conducta y la vida, de tal modo que esa regulación te permita optimizar tu bienestar y tu salud.

La persona y sus comportamientos influyen en la aceleración o ralentización de la aparición de los déficits asociados a la edad, así como también influye el entorno con el cual ha estado interaccionando la persona a lo largo de su vida.

De esa manera las dimensiones que debemos fomentar, denominadas del bienestar son;
• Autoaceptación.
• Relaciones positivas.
• Autonomía.
• Manejo ambiental.
• Propósito de vida.
• Crecimiento personal.

Te ayudaremos a desarrollar una serie de habilidades como las creencias de autoeficacia, estado de ánimo positivo, toma de iniciativa, inversión conductual, multifuncionalidad de recursos y variedad de recursos.

La OMS (2002) respalda este movimiento de desarrollo y de programas de intervención considerando que permitirán obtener una serie de resultados satisfactorios, a saber:

» Menor número de muertes prematuras en fases de la vida altamente productivas.
» Menor prevalencia de discapacidad y dependencia asociada a enfermedades crónicas en la etapa de la vejez.
» Mayor número de personas que disfrutan de una calidad de vida y bienestar en la vejez.
» Disminución del gasto en atención sanitaria y tratamientos médicos.
» Aumento de las personas que continúan participando activamente de su contexto a medida que envejecen.

Objetivos que perseguimos
Nuestros ojetivos se enmarcan dentro del marco teórico del Proyecto “Vivir con Vitalidad” (Fernández-Ballesteros, 1996).

• Entrenamiento en estrategias de promoción de las capacidades emocionales, motivacionales y sociales.
• Promover el empleo de herramientas tecnológicas.
• Promover hábitos de vida saludables.
• Psicoeducación sobre el envejecimiento activo y satisfactorio.
• Entrenamiento en estrategias de promoción de la capacidad funcional y la capacidad cognitiva.
• Promover la participación social.

Este Programa se dirige a potenciar y desarrollar conductas saludables en las personas mayores y a modificar las actitudes y creencias que sustentan esas conductas no saludables. De este modo, se establecen dos estrategias fundamentales de intervención:

» Intervención psicoeducativa e intervención conductual, con el objetivo de promover hábitos saludables.

» Intervención cognitivo-motivacional, con el objetivo de eliminar estereotipos negativos relacionados con la vejez, aumentar la percepción de control, entrenar las capacidades cognitivas y afectivas y promover condiciones psicosociales que promuevan un envejecimiento satisfactorio.

Todo ello mediante una serie de módulos donde trabajeremos:
• La salud psicológica con pautas conductuales y la forma física.
• El buen funcionamiento cognitivo.
• Afectos: control y modos de afrontamiento.
• Funcionamiento y participación social.

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