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Neuropsicología

¿Qué es la neuropsicología?
La neuropsicología se integra dentro de las neurociencias y se asienta en las aportaciones de otras áreas de trabajo. En la actualidad, la neuropsicología integra un amplio abanico de ramas científicas como la neuroanatomía, la neurofisiología, de ciencias médicas como la neurología y la psiquiatría y por supuesto la psicología. Podríamos decir que es el puente de unión entre la neurología, la psiquiatría y la psicología.
Es una disciplina relativamente nueva, ya que se desarrolló a lo largo de los años 40 y se reconoce dentro del ámbito de las neurociencias en los años 50.
De esta manera, la neurosicología sería la ciencia que estudia las relaciones entre el cerebro y la conducta humana, formada ésta, en el sentido amplio de la palabra, es decir, los procesos mentales, emocionales y conductuales. Este estudio abarcaría tanto a las personas con algún tipo de disfuncionalidad, pero también en personas sin este daño o disfuncionalidad.
Algunas de las características que definen a la neuropsicología siguiendo a Portellano (2005) son:
• Su carácter científico.
• El estudio de las consecuencias del daño cerebral sobre los procesos cognitivos superiores y la conducta.
• La utilización de modelos humanos.
• Su carácter multidisciplinar.

Dentro de esta amplia disciplina, nos encontramos con su sección aplicada, dedicada, más que al conocimiento, a la intervención. Hablamos de neuropsicología clínica.
La neuropsicología clínica se dirige fundamentalmente hacia la evaluación y/o la rehabilitación de las alteraciones neuropsicológicas, es decir, se relaciona con el diagnóstico, la evaluación y el tratamiento. De esta forma mediante la evaluación neuropsicológica se exploran las funciones cognitivas, tanto las conservadas como las afectadas, así como la conducta y los aspectos emocionales, valorando la repercusión funcional de los déficits para que sirva de guía, es su caso, del diseño de un plan de intervención.
Una valoración neuropsicológica se encamina hacia la determinación de las funciones afectadas y preservadas en el paciente. Es decir, es una herramienta que nos permite conocer el funcionamiento cognitivo y conductual mediante exploraciones neuropsicológicas, tanto en personas con daño orgánico o en patologías psiquiátricas y diversas condiciones médicas. Estas valoraciones nos van a ayudar a contribuir al diagnóstico y determinar si los pacientes van a beneficiarse de ciertas intervenciones farmacológicas, quirúrgicas o psicológicas.

¿Cómo podemos ayudarte?
Además de la evaluación y rehabilitación del daño cerebral adquirido, debemos añadir las ramas de neuropsicología infantil o neuropsicología de las demencias y recientemente la neuropsicología enfocada hacia algunos trastornos mentales como la esquizofrenia.
Dentro del ámbito educacional, en los equipos de orientación podemos detectar y valorar trastornos del aprendizaje, así como otras condiciones de afectación neurológica, cuyos primeros síntomas se dan en el ámbito educativo. Así, dentro de la neuropsicología infantil se trabaja con niños con trastornos del neurodesarrollo, se realizan intervenciones dentro del ámbito educativo o en el aula en niños con autismo o Asperger, déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o niños con altas capacidades, dificultades del aprendizaje, como la dislexia, trastornos del lenguaje, o discapacidad intelectual. También podemos desarrollar programas en el ámbito educativo para estimular, en niños sin disfunción, ciertas habilidades como la creatividad o las inteligencias múltiples.
Otro ámbito de aplicación de la neuropsicología es el médico-legal, donde existe una demanda cada vez mayor de valoraciones neuropsicológicas. De esta forma aplicamos los conocimientos neuropsicológicos al ámbito legal. Las principales tareas del neuropsicólogo forense, dentro del derecho civil y laboral, son la evaluación de daños, secuelas y minusvalías, la incapacitación civil en caso de enfermedades neurodegenerativas o daño cerebral adquirido o la determinación de la incapacidad laboral.

Situaciones en las que podremos ayudarte:
• Tratamiento de las demencias.
• Programas de rehabilitación de la memoria.
• Programas de mantenimiento cognitivo.
• Centros de Atención temprana.
• Psicología educativa.
• Neuropsicopedagogía escolar.
• Programas de mejora de la inteligencia.
• Prevención del daño cerebral.
• Neuropsicología forense.
• Domótica.

La evaluación neuropsicológica
La evaluación neuropsicológica consiste en un examen amplio de las funciones cognitivas, conductuales y emocionales que pueden resultar alteradas después de un daño cerebral. Este examen se realiza a través de entrevistas, tests, escalas estandarizadas, cuestionarios, etc.
El principal objetivo de la evaluación neuropsicológica es identificar las consecuencias cognitivas, conductuales y emocionales de la disfunción cerebral, así como la repercusión funcional de dichas consecuencias. Se determinarán, a través de la evaluación neuropsicológica, tanto los aspectos conservados como los deficitarios, sin olvidar la evaluación del comportamiento y la forma en la que el paciente se desenvuelve en su vida cotidiana (Tirapu, Ríos-Lago y Maestú, 2008).

Algunos de los objetivos de la evaluación neuropsicológica son:
• Diagnóstico.
• Localización de la lesión.
• Pronóstico.
• Elaboración de un plan de tratamiento.
• Valoración de los progresos del paciente.
• Predicción de la capacidad de un individuo para realizar determinadas funciones.
• Valoración de la eficacia de los tratamientos.
• Dictámenes médico-legales y peritaciones.

La rehabilitación de las funciones cognitivas
Nuestro objetivo es reducir los déficits que se producen tras una lesión cerebral a través de varias técnicas o estrategias de intervención para lograr que el paciente logre la máxima recuperación posible, de tal forma que pueda desenvolverse mejor en su medio, es decir ganar en funcionalidad, independencia, autonomía y mejorar su calidad de vida.

La rehabilitación neuropsicológica no solo se reduce a la intervención o rehabilitación de los procesos cognitivos, sino también al abordaje de los trastornos de conducta, de las alteraciones emocionales y de la repercusión social y laboral o académica, que todos estos déficits producen en el paciente. No se debe olvidar a la familia, ya que ésta, como veremos a lo largo de este tema, también se ve afectada y debe aprender a manejar y sobrellevar la nueva situación junto al paciente.
Todo esto se consigue a través de tres tipos de abordaje rehabilitador;
• El reentrenamiento, que se centra en la recuperación de la función mediante su estimulación directa y es el método más utilizado.
• La sustitución, que se centra en la potenciación de las facultades no afectadas. De esta forma cuando se produce una pérdida de una función se recurre al uso de otras funciones preservadas, enseñando al paciente estrategias alternativas en la forma de realizar las tareas.
• La compensación, que consiste en entrenar al paciente en el uso de dispositivos externos o realizar modificaciones en su entorno.

Caso ficticio
Paciente mujer de 22 años, sin antecedentes médicos de interés, que presenta cuadro brusco de cefaleas, vómitos y descenso del nivel de conciencia. En la documentación médica se encuentran las siguientes pruebas; TAC mostrando un hematoma frontal basal izquierdo de unos 20cc abierto a ventrículos que provocaba moderada hidrocefalia. Angiotac que muestra un aneurisma en la arteria comunicante anterior. Aparecen trastornos pupilares y aumento de la hidrocefalia por lo que se coloca drenaje ventricular externo. Se detecta vasoespasmo de ambas ACMs, siendo más acusado en la izquierda. Se le realiza una embolización del aneurisma. Una vez dada el alta hospitalaria, la paciente recibió tratamiento de forma ambulatoria en fisioterapia, terapia ocupacional y logopedia en el hospital. Posteriormente, la paciente ha iniciado numerosos tratamientos y ha consultado a diversos especialistas. La paciente acude a consulta acompañada de su padre, para valorar posibilidad de tratamiento y recuperación de las alteraciones secundarias al daño cerebral sufrido. Presenta buen aspecto general, consciente, colaboradora, caminando de forma independiente con marcha hemiparética, comunicándose de forma oral con taquilalia, repitiendo a menudo las frases, haciendo uso de frecuentes «coletillas» y presentando estereotipias conductuales. Su familia refiere que a pesar de que la evolución había sido muy favorable, persisten en la paciente alteraciones en las funciones cognitivas y conductuales (desorientación, dificultades de atención, déficit de memoria, alteraciones en la lectura, apatía, falta de espontaneidad, irritabilidad, obsesiones y compulsiones) e importantes limitaciones funcionales debido a sus déficit físicos y sobre todo neuropsicológicos. En la exploración neuropsicológica se constataron importantes déficits cognitivos y de conducta.

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