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Trastorno bipolar

Los trastornos del estado de ánimo

El estado de ánimo es un continuo que va de la tristeza a la alegría, o, de la extrema  tristeza (episodio depresivo) a la extrema alegría (episodio maníaco).

En este continuo hemos representado el estado de ánimo. Si cero es la extrema tristeza y 100 la extrema alegría, nuestro estado de ánimo se situaría entre 40 y 60. Es decir, en momentos o días estaremos más alegres o más tristes.

Sin embargo, si durante más de 2 semanas nos situamos en valores cercanos a 0, diremos que pasamos por un episodio depresivo (y se diagnosticará Trastorno de depresión mayor). Igualmente, si durante 1 semana o más nos situamos cerca de 100, diremos que estamos sufriendo un episodio maníaco (y se diagnosticará Trastorno bipolar).

Un episodio maníaco es “un estado de ánimo diferenciado e identificable elevado, expansivo o irritable”. Debe ser un cambio en el estado de ánimo normal de la persona, que se eleva excesivamente, siendo este cambio perfectamente identificable por las personas que lo conocen. Dicho estado de ánimo será “anormalmente elevado”. No es un momento de alegría puntual motivado por una causa concreta. Es una elevación anormal, llamativa, diferenciable, que se sale de lo habitual.

Esa elevación del estado de ánimo se manifiesta por las siguientes características (que tienen que cumplirse de forma clara y notoria):

  • Estado de ánimo elevado expansivo o irritable.
  • La persona está más habladora de lo habitual, verborrea.
  • Disminución de la necesidad de dormir (la persona se siente perfectamente después de dormir, p. ej. 3 horas).
  • Sentimientos de energía elevada, ausencia de cansancio, elevada actividad.
  • Sentimientos de grandiosidad o elevada autoestima.
  • Distraibilidad fácil. La persona se distrae ante estímulos irrelevantes.
  • Pensamiento acelerado llegando a la fuga de ideas.
  • La persona se implica en proyectos ruinosos que ve que van a ser el negocio de su vida.
  • Incremento de la actividad social. Hiperactividad motora.
  • Incremento de las conductas impulsivas: compras excesivas, juego, sexo, consumo de alcohol o drogas.

Hay que tener en cuenta que la elevación del estado de ánimo es tan acusada que se llega a una gravedad de los comportamientos que en la mayoría de las ocasiones hace necesario un ingreso en salud mental o la instauración de un tratamiento farmacológico.

 

¿En qué consiste el tratamiento psicológico del trastorno bipolar?

Desde el modelo conductual, toda intervención se diseña a partir de los resultados de la evaluación clínica. Se aplicará un protocolo de intervención para cada trastorno. En el caso del Trastorno bipolar, la intervención incluye:

  • Psicoeducación individual y familiar. Tanto la persona afectada como sus familiares más cercanos necesitan conocer qué es el trastorno bipolar, identificar los síntomas de manía y de depresión, conocer la importancia de la medicación y para qué sirve, etc. Esta información, es un componente fundamental de la terapia psicológica del trastorno bipolar.
  • Información sobre la medicación. En trastorno bipolar es fundamental que la persona tome la medicación adecuada a cada fase del problema. En el inicio y durante un episodio maníaco, el tratamiento se basará en los estabilizadores del ánimo. En los episodios depresivos, el tratamiento con antidepresivos será necesario. Los ansiolíticos puede que estén presentes durante gran parte del curso del trastorno. El problema fundamental con las personas que padecen trastorno bipolar es que en las fases maníacas se sienten muy bien, contentos, animados, con elevada autoestima. Al sentirse bien piensan que no necesitan medicación y dejan de tomarla. Entonces se producirá un agravamiento de los síntomas. La persona afectada y sus familiares deberán obtener información precisa sobre la medicación y seguir siempre la pauta farmacológica acordada con su psiquiatra.
  • Programación de actividades. En trastorno bipolar enseñaremos a la persona a manejar los cambios del estado de ánimo a través de la programación de actividades. Es difícil porque tenemos que actuar en contra de nuestra tendencia. Cuando la persona está deprimiéndose no tiene ganas de hacer nada y su tendencia es reducir actividades. Y cuando se está elevando el estado de ánimo la persona incrementará las actividades. El manejo del estado de ánimo se puede hacer obligándose a realizar actividades agradables cuando el estado de ánimo está bajo y reduciendo actividades y realizando actividades más tranquilas cuando se está elevando.
  • Autoconocimiento de los cambios del estado de ánimo. Mediante un Autorregistro la persona puntuará su estado de ánimo diario desde -3 a +3. Así se van elaboran gráficas en las que vamos viendo cómo evoluciona el estado de ánimo y nos ayudan a detectar pronto los cambios en el mismo.
  • Programa de Autoestima y Asertividad. La mejora de la autoestima mediante la intervención adecuada ayudará a mejorar el estado de ánimo depresivo. El entrenamiento en habilidades sociales y asertividad también dotará a la persona de recursos personales.
  • Terapia cognitiva. Aprendiendo a detectar y conocer los pensamientos negativos y las distorsiones en la interpretación de la realidad. Mediante diálogos socráticos y pruebas de realidad la persona aprenderá a pensar de forma más racional y objetiva, evitando los pensamientos automáticos negativos o positivos (ambos son igualmente irracionales).
  • Prevención de recaídas. Aprender a detectar los indicadores conductuales que predicen la aparición de un episodio depresivo o maníaco para utilizar estrategias que eviten la instauración del mismo o reduzcan su gravedad. Ej. si empieza a dormir poco durante dos o tres días, comenzar a tomar hipnótico-sedantes y benzodiacepinas para aumentar las horas de sueño (prescritos por su psiquiatra).
  • Otros módulos de intervención. Dependiendo de la evaluación realizada se aplicarán otros módulos de intervención que se consideren necesarios.

 

Caso ficticio

Mario acude a la primera sesión acompañado de su novia Elena. Nos cuenta que con 23 años le diagnosticaron un trastorno bipolar. En aquella época estaba estudiando y trabajaba de camarero. Comenzó a dormir muy poco y se sentía lleno de energía durante el día. Se veía capaz de cualquier cosa. No paraba de hablar. Estaba todo el día activo y solía quedar con varios amigos en distintos momentos de un solo día. Se veía con cualidades excepcionales como camarero y se le ocurrían muchas ideas sobre cómo organizar mejor las cosas en el trabajo. Le fue surgiendo la idea de montar un restaurante vegetariano. Pronto fue elaborando su proyecto y en una semana ya lo tenía todo planeado. Abriría 3 restaurantes simultáneamente para cubrir las 3 zonas más alejadas de su ciudad. Pronto estaba buscando locales, personal, proveedores y solicitando financiación en su banco. Estaba seguro de que sería el negocio de su vida. No podía salir mal. Ya tenía calculados los beneficios que obtendría cada mes y, según sus cuentas, podría devolver el préstamo en el primer año.

Pero su familia no veía las cosas así. Les parecía un proyecto totalmente ilusorio. Además, estaban preocupados por el comportamiento de Mario. Hacía semanas que no era el mismo. Se irritaba cuando le llevaban la contraria. No escuchaba, solo hablaba sin parar y a veces parecía como ido. Cuando el banco le denegó los préstamos entró en tal estado de agresividad que llamaron a emergencias y lo ingresaron involuntariamente.

Cuando salió del hospital tomando su medicación era otro, pero a los 6 meses fue de monitor a un campamento de verano. La falta de sueño y el estrés le hizo comenzar con los mismos síntomas. Empezó a sentirse muy bien y pensó que no necesitaba tomar ninguna medicación porque él no estaba enfermo.

Después de esta recaída ha pasado un año bien pero quiere realizar una intervención para evitar nuevas recaídas y mejorar su vida en general.

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