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Conoce el TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO (TOC) y su Tratamiento Psicológico.

Si nos paramos a observarnos un momento a nosotros mismos o a los de nuestro alrededor es inevitable no ver que todos tenemos “manías”. Por manías nos referimos a todos esos comportamientos que hacemos para comprobar que las cosas están como queremos en cuanto al orden o la seguridad de uno mismo o los demás. Es eso que hacemos para asegurarnos de que “he cerrado bien el coche”, “he apagado el gas” o “lo llevo todo en el bolso”. Pero, algunas veces, estas conductas pueden resultar molestas para otras personas de nuestro entorno, como si vuelvo al coche 3 veces para asegurarme de que está bien cerrado mientras mi pareja me está esperando.

Sin embargo, estos comportamientos suelen quedar en particularidades de cada uno, todos tenemos algunas manías y no le damos importancia. El problema es cuando al  realizar estas “manías” se emplea un excesivo tiempo e interfieren con el resto de áreas importantes como la familia, el trabajo, lo social o incluso, la propia salud. Si por ejemplo, tardo 2 horas en elegir la ropa para ir a trabajar me tendré que levantar todos los días 2 horas antes y perder tiempo de sueño o llegar tarde al trabajo o si estoy continuamente pensando en los gérmenes que puede haber en los bares, estaré constantemente yendo al servicio a lavarme las manos y dejaré de pasar tiempo con mis amigos o familia.

Este tipo de conductas las encontramos en el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) y se denominan compulsiones. Están vinculadas a pensamientos involuntarios que generan ansiedad, llamados obsesiones. Las personas que padecen este problema han aprendido a reducir la ansiedad con este tipo de conductas o compulsiones. Estas características son las que diferencian una simple manía de un TOC, las obsesiones que causan gran ansiedad, la pérdida de tiempo excesivo al llevar a cabo las compulsiones y la consecuente interferencia en su vida.

¿Qué es el TOC y cuáles son sus síntomas?

            El Trastorno Obsesivo Compulsivo se caracteriza por la presencia de obsesiones, compulsiones o ambas. Las obsesiones son: pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que se experimentan como intrusos, inapropiados y desagradables (porque su contenido es violento u obsceno o porque son considerados como irracionales). La persona suele intentar resistirse o neutralizarlas mediante otros pensamientos o actos. A pesar de ser involuntarios y repulsivos, la persona los reconoce como propios y no como algo externo a ella, pero, al mismo tiempo, lo considera extraño a su pensamiento o forma de ser e incluso amenazantes para sus valores centrales.

Las compulsiones son conductas (lavado de manos, comprobaciones) o actos mentales (rezar, contar o repetir palabras en silencio), repetitivos, finalistas e intencionales, que se realizan en respuesta a una obsesión. No es placentera ni útil, pero sí reduce el malestar o impide algún daño anticipado. No habiendo una conexión realista entre el peligro que se intenta evitar y la conducta, o bien, ésta es desmedida (contar hasta 100 para reducir la ansiedad que genera el pensamiento de que si no lo haces tus padres van a tener un accidente con el coche). Se acompaña de una urgencia compulsiva que se reduce tras su ejecución. Al reducir la ansiedad nos sentimos mejor a corto plazo, pero estamos reforzando la compulsión y esto se convierte en un círculo vicioso con consecuencias no deseadas a largo plazo. Los actos mentales son más difíciles de resistir o controlar ya que pasan inadvertidos y son fáciles de realizar.

            Las obsesiones o compulsiones provocan un malestar clínicamente significativo, representan una pérdida de tiempo de más de 1 hora al día o interfieren marcadamente con la rutina diaria, sus relaciones laborales o vida social. Algunas personas pueden reconocer, en algún momento, que estas obsesiones y compulsiones son excesivas e irracionales, aunque esto no ocurre en niños. Algunas personas no se dan cuenta de su enfermedad y otros se sienten demasiado avergonzados o estigmatizados para buscar ayuda.

            En la siguiente tabla se muestran las obsesiones y compulsiones más comunes.

ObsesiónCompulsión relacionada
Miedo a contaminarse por suciedad, gérmenes, fluidos corporales o hecesCompulsión de lavado y limpieza
Excesiva preocupación por la simetría y el ordenOrden y repetición de compulsiones
Miedo a causar daños a tercerosControl y comprobaciones reiteradas
Pensamientos o imágenes prohibidas (pedofilia, blasfemia, etc.)Chequeo mental
Dudas repetitivas (preguntarse si ha cerrado la puerta de la calle o no)Comprobaciones reiteradas
Principales Obsesiones y las Conductas Compulsivas asociadas

            Se da de forma similar en hombres y mujeres adultos. Las diferencias entre hombres y mujeres se plantean en relación a los tipos de obsesiones-compulsiones. Entre los varones nos encontramos de manera más frecuente rituales de comprobación, así como las obsesiones de contenido sexual o religioso, mientras que entre las mujeres son más frecuentes las obsesiones de contaminación y el ritual de limpieza. Este último ritual se considera el más frecuente en la clínica.

La edad de inicio suele ser en la adolescencia tardía, sobre los 19 años, aunque el 25% de los casos pueden empezar antes de los 14 años. Teniendo los hombres una edad de inicio más temprana, esto implica que en la infancia se dé más entre niños que entre niñas. Su curso suele ser crónico, con altibajos y se agrava ante situaciones estresantes. 

El TOC es más difícil de diagnosticar cuando las compulsiones se cubren o son estigmatizantes. Las personas de su alrededor pueden notar que el paciente se encuentra preocupado o ansioso, pero no tienen la capacidad de ver que la persona afectada trata de disminuir la obsesión con rituales de todo tipo. Frecuentemente, la persona se encuentra atrapada en mecanismos sin un fin que buscan re-asegurarse sobre si una actividad es segura o no. Los familiares pueden acomodarse a estas conductas, ser sobreprotectores, agresivos o indiferentes. Si no se adhieren a las compulsiones de la persona, en algunos casos pueden mostrase agresivos.

Tratamiento Psicológico del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)

            El tratamiento farmacológico del TOC puede ser una opción, pero siempre acompañado de terapia psicológica. Aunque éste sea competencia del psiquiatra, el psicólogo siempre debe conocerlo. El tratamiento farmacológico de referencia son los antidepresivos, como la fluoxetina (ISRS) o la clomipramina (antidepresivo tricíclico). Aunque sus recaídas están entre el 31% y el 81% tras su retirada.

            En cuanto al tratamiento psicológico el modelo terapéutico más eficaz y con mayor respaldo empírico en la clínica es el Tratamiento Cognitivo-Conductual, que se lleva a cabo en una serie de módulos:

  1. Psicoeducación: se debe explicar cómo funcionan las obsesiones/compulsiones, cómo se mantienen, que sepa identificarlas claramente y normalizar dichas experiencias intrusivas.
  2. Técnicas de manejo de ansiedad: es importante controlar la ansiedad mediante otras formas que no sean llevando a cabo la compulsión, técnicas que sean de fácil aplicación cuando se tiene la obsesión y que sean eficaces. Estas son, por ejemplo, la respiración diafragmática lenta y la relajación muscular progresiva de Jacobson.
  3. Exposición con prevención de respuesta: ésta es la técnica psicológica de elección para el TOC por ser la más eficaz. Consiste en exponerse a la obsesión sin llegar a realizar la compulsión. Su objetivo es habituarse al nivel de ansiedad que generan las obsesiones sin utilizar estrategias para neutralizarlas o disminuirlas.
  4. Terapia cognitiva: la técnica de exposición con prevención de respuesta se usa como experimentos conductuales para modificar las creencias en el poder de los pensamientos para causar acciones, la responsabilidad exagerada, las consecuencias de la ansiedad, la sobreestimación de la importancia de los pensamientos, el perfeccionismo, y las interpretaciones exageradas de la ansiedad. Hay que tener en cuenta que la técnica de reestructuración conitiva no debe utilizarse para tratar de modificar los pensamientos obsesivos. Tales pensamientos son «emociones disfrazados de pensamientos» (Maldonado, A.L.). Y las emociones, por definición, son irracionales. Por tanto, no se pueden «razonar las emociones». Al intentarlo, podríamos lograr que la persona con TOC desarrolle «racionalizaciones» que realice en respuesta a las obsesiones y se conviertan en nuevas conductas compulsivas o de neutralización (Maldonado, A.L.).
  5. Prevención de recaídas: es importante que sepa identificar las situaciones de estrés que le generan las obsesiones y los rituales que lleva a cabo para prevenirlos. Y también reforzar las conductas y actividades adaptativas. También es muy importante que la persona aprenda a identificar futuros comportamientos obsesivo-compulsivos y a enfrentarse a ellos desde el primero momento.

Es importante tener presente que si cumplen algunos de los síntomas y criterios comentados y estos son de gravedad e interferencia significativa con su día a día, acuda a un especialista, psiquiatra o psicólogo, para que lleve a cabo una evaluación más profunda, un buen diagnostico y con ello una intervención temprana y eficaz. En Top-Psicólogos contamos con psicólogos especializados en el tratamiento del Trastorno Obsesivo Compulsivo.

Cristina Pinilla Gómez. Psicóloga Ayudante. Top Psicólogos Granada

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